Decálogo de los
servidores de los enfermos. (Aplicable a
todos) 1-Honra la dignidad y
sacralidad de mi persona, imagen de Cristo, por encima de mi fragilidad y
limitaciones. 2-Sírveme con amor
respetuoso y solícito: con todo tu corazón, con toda tu inteligencia, con todas
tus fuerzas y con todo tu tiempo. 3-Cuídame como tú quisieras ser atendido, o como lo harías con la persona
más querida que tengas en el mundo. 4-Sé
voz de los sin voz: hazte defensor de mis derechos, para que sean reconocidos y
respetados. 5-Evita toda negligencia que
pueda poner en peligro mi vida o prolongar mi enfermedad. 6-No frustres mi esperanza con tu afán e impaciencia, con
tu falta de delicadeza y competencia. 7-Soy un todo, un ser integral: sírveme así. No me reduzcas a un número o
a una historia clínica, y no te limites a una relación puramente funcional.
8-Conserva limpios tu corazón y tu
profesión: no permitas que la ambición y la sed de dinero los manchen.
9-Preocúpate por mi pronta mejoría; no
olvides que he venido al hospital para salir recuperado lo antes posible.
10-Comparte mis angustias y sufrimientos:
aunque no puedas quitarme el dolor, acompáñame. Me hace falta tu gesto humano y
gratuito que me hace sentir alguien y no algo, o un caso interesante.
Y... cuando hayas hecho todo lo que tienes
que hacer, cuando hayas sido todo lo que debes ser..., no olvides darme las
gracias. (Deducido del pensamiento
y actuación de Camilo).
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