 Con los brazos abiertos, la humanidad espera el pan del alimento y de la vida. El pan del amor. Es el Corazón de Jesús, un corazón desgarrado y amante el que nos regala a todos el pan. Un pan que cae del Cielo, un pan que es bendición, un pan que no hace distinciones. Un pan que nos invita a convertirnos también nosotros en pan generoso y ofrecido para los otros.
Al celebrar la eucaristía el próximo domingo, abramos también nuestro corazón a ese pan que se infiltrará en nuestra intimidad y que nos impulsará a amar en memoria de Aquél que siempre está presente en este bendito alimento que nos llueve del Cielo, en verano, en invierno…, siempre. P.FERNANDO CORDERO. 
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