martes 18 Octubre 2011
San Lucas, evangelista - Fiesta
Santo(s) del día : Evangelista San Lucas, Advocación Mariana: Schoenstatt, Benedicto XVI: Homilía Canonización
Ver el comentario abajo, o clic en el título Concilio Vaticano II: El testimonio de san Lucas: «He decidido, después de haberme cuidadosamente informado de todo... escribir los hechos acaecidos» (Lc 1,3)
Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 4,9-17b.
Ven a verme lo más pronto posible, porque Demas me ha abandonado por amor a este mundo. El se fue a Tesalónica, Crescente emprendió viaje a Galacia, y Tito, a Dalmacia. Solamente Lucas se ha quedado conmigo. Trae contigo a Marcos, porque me prestará buenos servicios. A Tíquico lo envié a Efeso. Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en la casa de Carpo, y también los libros, sobre todo, los rollos de pergamino. Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño: el Señor le pagará conforme a sus obras. Ten cuidado de él, porque se opuesto encarnizadamente a nuestra enseñanza. Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido en cuenta! Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león.
Salmo 145(144),10-11.12-13ab.17-18.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino : tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad.
Evangelio según San Lucas 10,1-9.
Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Concilio Vaticano II Constitución sobre la Divina Revelación (Dei Verbum), § 18-19
El testimonio de san Lucas: «He decidido, después de haberme cuidadosamente informado de todo... escribir los hechos acaecidos» (Lc 1,3)
De entre todas las Escrituras, incluso en el Nuevo Testamento, los Evangelios son los textos más importantes, por el hecho de ser los principales testimonios de la vida y la enseñanza del Verbo encarnado, nuestro Salvador. La Iglesia ha afirmado, siempre y en todas partes, el orígen apostólico de los cuatro evangelios, y todavía lo afirma. Lo que los apóstoles han predicado sobre Cristo, más tarde, ellos mismos y unos hombres de su mismo tiempo nos lo han transmitido, bajo la inspiración del Espíritu divino, en los escritos que son el fundamento de nuestra fe, es decir, el Evangelio en sus cuatro formas, según Mateo, Marcos, Lucas y Juan. De manera firme y absolutamente constante, la santa Madre Iglesia ha afirmado y afirma, que los cuatro evangelios enumerados, - de los cuales y sin dudar, atestigua su historicidad- transmiten fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, mientras convivió con los hombres, realmente hizo y enseñó para la salvación eterna de todos, hasta el día en que fue elevado al cielo (Hch 1,1-2).Después de la Ascensión del Señor, los apóstoles transmitieron a sus oyentes lo que Jesús había dicho y hecho, con la misma comprensión profunda de todo que ellos tenían, pues habían sido instruidos a través de los acontecimientos gloriosos de Cristo y enseñados por la luz del Espíritu de la verdad (Jn 14,26). Los cuatro evangelios han sido compuestos por los autores sagrados, escogiéndo ciertos detalles de entre muchos más que les habían transmitido, ya sea de palabra o por la escritura, haciéndo entrar algunos de estos en una síntesis, o bien exponiéndolo según convenia visto el estado de las iglesias, y conservando la forma de una proclamación con el fin de podernos comunicar, así, cosas verídicas y auténticas sobre Jesús. Las escribieron con esta intención, ya sea con sus propios recuerdos que tenían retenidos en su memoria, ya sea por el testimonio de aquellos que «fueron desde un principio testigos oculares y servidores de la Palabra», a fin de que nosotros «conociéramos la verdad de las enseñanzas que hemos recibido» (Lc, 1,1-2).
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