REFLEXION DE SANTA TERESITA PARA EL ADVIENTO
... en esta noche en que se hizo débil y doliente por mi amor, me hizo a mí fuerte y valerosa»
Santa Teresita
(A 44v).
Adviento, momento de preparar el sitio en el que nacerá el Rey de la Vida, sacar el polvo y la tierra de lo que no nos atrevimos a hacer, tomar una vieja manta para formar este humilde pesebre en el que dejaremos habitar a Dios, a pesar de los errores, de las equivocaciones, de los fracasos.... abandonarnos en la dulce mirada de este pequeño y cobijarnos a su lado... Un año más, una oportunidad más para volver a comenzar y pedirle a Dios la fortaleza de dejarnos amar y ser amados.
Tal es el sentido preciso de la gracia de «conversión» que Teresita recibe en la noche de Navidad de 1886 que dice: «Jesús, el dulce Niño de otro tiempo... en esta noche, en la que él se hizo débil y doliente por mi amor, me hizo a mí fuerte y valerosa; me revistió de sus armas, y desde aquella noche bendita ya no conocí la derrota en ningún combate, sino que, al contrario, fui de victoria en victoria y comencé, por así decirlo, «una carrera de gigante» [Sal 18,5]” (Ms A).
Pidamos a este pequeño, indefenso y débil, pero capaz de fortalecer nuestra frágil alma que tome de morada nuestro corazón y nos regale el don de la paz.
A Teresita le hizo el regalo que transformó su vida en aquella Navidad....el regalo de tener el valor y la decisión de subir la empinada escalera de la Santidad, e ir de victoria en victoria...
Abandonemos en el Niño Dios para que junto a él, también nosotros podamos ir de victoria en victoria!