¿Quién eres Tú, Señor?
Decimos que eres el esperado, pero...
¡esperamos a tantos y tantas cosas!
Decimos que haces ver a los ciegos,
pero nos cuesta tanto mirar por tus ojos.
Decimos que haces andar a los paralíticos,
pero se nos hace tan difícil caminar por tus senderos.
¿Quién eres Tú, Señor?
Vienes a limpiar nuestras conciencias,
y nosotros preferimos caminar en el fango.
Sales a nuestro encuentro para darnos vida,
y abrazamos las cuerdas que nos llevan a la muerte.
Te adelantas para enseñarnos el camino de la paz,
y somos pregoneros de malos augurios.
¿Quién eres Tú, Señor?
Porque tenemos miedo a cansarnos.
Porque, a nuestro paso, sale el desánimo.
Porque, en la soledad,
otros dioses vencen y se imponen.
Porque, las falsas promesas,
se hacen grandes cuando Tú no estás.
¿Quién eres Tú, Señor?
Como Juan, queremos saberlo, Señor.
Como Juan, quisiéramos preparar tu llegada, Señor.
Como Juan, aún en la cárcel en la que a veces
se convierte el mundo, levantamos nuestra cabeza
porque queremos que Tú nos liberes.
¿Quién eres Tú, Señor?
Si eres la alegría, infunde a nuestros corazones júbilo.
Si eres salud, inyéctanos tu fuerza y tu salvación.
Si eres fe, aumenta nuestro deseo de seguirte.
Si eres amor, derrámalo en nuestras manos.
para, luego, poder ofrecerlo a nuestros hermanos.
¿Quién eres Tú, Señor?
Quien quiera que seas…
sólo sé que el mundo te necesita.
Que el mundo requiere de un Niño
que le devuelva la alegría.
Que la tierra, con tu Nacimiento,
recobrará la paz y la esperanza.
Por eso, Señor, porque sabemos quién eres Tú…
¡Ven y no tardes en llegar…Señor!
P. Javier Leoz