Santoral:
Santa Lucía y Santa Odilia
¡Grita, Juan, porque estamos sordos!
Porque nuestra vida es un desierto,
y las dunas de dificultades nos impiden
ver al que viene.
Porque, pensamos que lo tenemos todo,
cuando resulta, que en definitiva,
no tenemos nada.
¡Grita, Juan, estamos sordos!
Decimos tener y vivir cerca de Dios,
cuando, resulta, que somos nosotros
los que estamos lejos.
Porque creemos que todo está preparado,
cuando nos falta mucho para que el Señor
no nos tome desprevenidos.
¡Grita, Juan, estamos sordos!
Porque vestimos a la última moda,
cuando tú eras feliz y grande
en piel de camello.
Porque nos cuesta ajustar la cintura
cuando se trata de dar capricho
y decoro al cuerpo.
¡Grita, Juan, estamos sordos!
Porque, los caminos por los que pretendemos
que venga el Niño, están llenos de agujeros
y de las pequeñas trampas de cada día.
Porque los senderos, por los que pensamos
que vendrá el Señor, son atajos que hemos
escogido para vivir placidamente.
¡Grita, Juan, estamos sordos!
Mira nuestra forma de vivir;
¿es tan buena como decimos ser?
Escucha nuestras voces;
¿son sonidos de paz o de guerra?
Escudriña nuestros corazones;
¿desean a Dios... o lo olvidan?
Sube al árbol de nuestra existencia:
¿da fruto o quedó estéril?
¡Grita, Juan, estamos sordos!
Porque decimos ser buenos,
y nos creemos los mejores.
Porque viene el Niño,
y no se encontrará una cuna digna.
Porque viene Dios,
y dará con muchas puertas cerradas.
Porque nace el AMOR,
y tendrá que luchar ante muchos odios.
¡Grita, Juan, estamos sordos!
Y, si ves torcidos nuestros pensamientos,
caminos, deseos, sentimientos, manos y pies,
miradas y conocimiento, haz que salgamos,
totalmente cambiados, al encuentro del Señor
que viene para dar esperanza a la tierra.
Amén.
P. Javier Leoz