¿Por qué a veces resulta difícil perdonar a alguien?
¿Tan imperdonable era lo que nos ha hecho?
¿O es porque me he aferrado a recuerdos negativos por pensar
constantemente en ellos?
Liberarse del pasado es el primer paso para un perdón completo.
Puedo dejar pasar si me doy cuenta que las palabras
y los actos de los demás son respuestas
desde sus propias creencias y responsabilidades;
no de las mías.
Crezco y me desarrollo a mi propio ritmo,
en un mundo donde no hay dos personas que piensen
o sientan exactamente lo mismo.
Sabiéndolo, renuncio a pretender que todo
(o algo en particular) funcione como yo creo que debería.
Como estoy creciendo y desarrollándome,
confío en el trabajo del orden divino.
El amor de Dios me asegura que, a pesar de lo pasado,
nada de cuanto yo haya hecho puede
impedirme comenzar de nuevo.
Cada día es un día nuevo, porque estoy creciendo
y desarrollando mi ser.