CADA CUARESMA, CADA PASCUA
La pascua de cada año nos recuerda esta realidad, ni siquiera el hijo de Dios pudo sustraerse a las reglas que él impuso desde que creó el mundo, murió también como cualquiera.
Feriados largos hay muchos, este en particular debería servirnos para sacar por un momento los pies del plato y reflexionar, rezar y volver a encontrarnos con aquel que es nuestro origen y destino. Si somos capaces de pensar un poco en estos días, vamos a encontrar algo de paz.
En los ríos de montaña, después de la lluvia el agua se pone turbia, no se puede ver, solo cuando las aguas se serenan se puede ver el fondo. A nosotros nos pasa lo mismo vamos por la vida a los tumbos no vemos que hay adentro por estar demasiado revueltos nosotros mismos.
La cuaresma es un tiempo para mirarse uno, la semana santa es para mirarlo a Jesús, es en el, en quién podemos encontrar respuestas a nuestros interrogantes más profundos. Porque en realidad, uno puede mirarse años en terapia y no encontrar soluciones. La vida tiene sentido si existe la trascendencia, si no seríamos simplemente un conjunto de células cuyo fin último sería servir de nutriente a la tierra. Jesús no le teme a la muerte, se encamina a ella, sabiendo que es su destino inexorable. Ella ganara la primer batalla, pero solo podrá vencerle por un rato. Mirar la Pascua de Jesús es admirarse de la más formidable de las batallas. “la muerte y la vida se enfrentaron en un duelo admirable” Jesús se deja ganar la partida, en apariencia todo ha terminado, ya no hará más milagros, no pronunciará mas parábolas ni enseñanzas: “todo se ha cumplido” y dando un fuerte grito expiró. Es una muerte trágica, condenado por blasfemo, despreciado por el pueblo abandonado por los amigos; la enfrenta solo. Y en la más densa oscuridad desciende al lugar de los muertos como uno más. Y es desde allí, desde el fondo del abismo resucita triunfante. Su resurrección es nuestra esperanza: ” me voy a prepararles un lugar, de modo que donde yo esté estén también ustedes”.
Algún día la muerte llegará para mí también, saber que vendrá no me causa angustia, espero que no me encuentre distraído en tantas cosas y sabiendo que es un paso, me encamine con esperanza a la otra orilla, donde mi salvador espera