Simplemente... Gracias
"Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros; Estaremos alegres" (Salmos 126:3).
Charles Dickens escribió, cierta vez: "Reflexione en sus bendiciones actuales, que son muchas, y no en los infortunios pasados, que son algunos".
Tome solamente un minuto para empezar a reflexionar sobre las bendiciones actuales: el don de la vida, propiamente dicha, el calor de las amistades, la riqueza de la salud, el poder del amor, la gloria de un amanecer, el privilegio de la oración, la alegría de la música, los placeres del trabajo, los tesoros de los libros, la belleza del arte, el milagro de la primavera, la gracia de Dios. ¡Sea más agradecido y usted se volverá más feliz!
Muchas veces nos dejamos abatir por la angustia porque no paramos un minuto para agradecer a Dios por tantas cosas maravillosas que Él nos da. Lembramonos de las pequeñas cosas malas y nos olvidamos de las incontables cosas que Él ya hizo en nuestras vidas y a través de ellas.
El salmista nos dice que debemos estar alegres por las "grandes cosas" que el Señor hizo por nosotros. Sí, ¡tenemos muchos motivos para vivir en plena felicidad! ¿Y por qué no vivimos? ¿por qué murmuramos? ¿por qué nos quejamos de todo? ¿Por qué nuestra vida es pura lamentación?
El Señor nos ha dado vida, una casa para morar, agua para beber, el aire que respiramos, su amor y su protección, escribió nuestro nombre en el Libro de la Vida y nos dispuso una morada celeste para que allí vivamos... ¡para siempre! ¿Y no estamos contentos? ¿Por qué tanta ingratitud?
Si estamos pasando por un momento difícil, comprendamos que es pasajero. El Señor permite que eso aconteza para que valoremos las bendiciones que Él siempre nos da. Todos los hechos negativos de nuestras vidas son como nada si los comparemos a los positivos, que siempre alegraron nuestros corazones.
Si usted ya paró un momento para recordar de las bendiciones, pare otro para decir: "¡Gracias, Señor!"
| |