Si no llover...
Una mujer encontró su ministro en la calle. "Reverendo", ella dijo, "no hay una montaña siquiera que yo no ascendería para oír un de sus sermones. Sería capaz de nadar el río más largo y cruzar el desierto más vasto". Despidiéndose de él, ella habló: "Yo lo veré en la iglesia mañana, Reverendo - ¡si no llover!"
Es posible que seamos iguales àquela mujer. Hablamos que hacemos eso y aquello, prometemos cooperar en cualesquiera situaciones, oferecemonos para todos los programas existentes E... en la práctica, nada hacemos. Siempre tenemos una disculpa para nuestra indiferencia a las cosas de Dios.
Dios no espera que ascendamos montañas, ni que atravesemos grandes desiertos o nademos ríos inmensos. Espera apenas que nos coloquemos en Su presencia y estemos dispuestos a hacer nuestra parte para que Su nombre sea proclamado y engrandecido.
Si hacemos, para la gloria de nuestro Señor y Salvador, apenas aquello de que somos capaces, ya estará muy bueno. No necesito me sacrificar, no necesito me desesperar en alcanzar grandes desafíos, no necesito me superar para hacer cosas grandiosas. Necesito ser apenas yo mismo, con amor, con simpatía, con alegría, con satisfacción. Dios hará, del nuestro poco, grandes y maravillosas cosas.
Si yo estoy dispuesto a colocar mi vida en el altar del Señor; si yo estoy dispuesto a ser usado por Él, com lluvia o sol, con frío o calor, con dinero o sin dinero, en los buenos y malos momentos, entonces Él será exaltado y yo seré muy bendecido y feliz.
¿Está listo para hacer la voluntad del Señor? ¿Mismo con lluvia?
Paulo Barbosa
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