Dichosos…Vosotros
Porque, sin meter ruido, fuisteis escuchados por Dios.
Porque, sin ser reconocidos, Dios os ha galardonado.
Porque, sin pretender riquezas, el Señor fue vuestro gran tesoro.
Porque, sin ser comprendidos, comprendisteis que Dios era la última Palabra.
Dichosos…Vosotros.
Que gozáis lo que, nosotros, quisiéramos festejar.
Que saltáis de alegría al lado del Creador.
Que destelláis en alegría desbordante y celeste.
Que gustáis lo que, tantas veces, vivisteis con sencillez y obediencia.
Dichosos…Vosotros.
Que no buscasteis la paz que el mundo pretendía sino la justicia de Dios.
Que no os acobardasteis ante las dificultades.
Que no confundisteis paz con tranquilidad de conciencia.
Que no os dejasteis vencer por el poderoso caballero don dinero.
Dichosos…Vosotros.
Que, siendo perseguidos, supisteis ver en ello un soplo hacia el cielo.
Que, siendo humillados, intuisteis que Dios os engrandecía.
Que, siendo apartados de mil caminos, no os alejasteis del verdadero.
Que no sucumbisteis a falsos ideales que el mundo os ofreció.
Dichosos….Vosotros.
Que sonreís a carcajada limpia en el cielo.
Que cantáis la gloria de un Dios que os dice ¡bienaventurados!
Que rezáis por los que, aquí y ahora, intentamos ser bienaventurados.
Que ofrecéis a Dios, vuestra felicidad, por los que no la poseemos.
Dichosos…Vosotros.
Porque, después de cumplir al dedillo, el plan de Dios.
Tenéis, bien merecida, esa santidad que hoy el Señor,
la Iglesia, los cristianos y todos los hombres de buena voluntad.
Reconocen en vuestra virtud heroica, constante y sin tregua.
¡Dichosos…y felices vosotros!
P. Javier Leoz