Virgen de la Esperanza
María de Nazareth, Madre de nuestro Señor,
compañera de nuestras marchas,
ven a visitarnos, quédate con nosotros.
Te necesitamos, Madre buena,
vivimos tiempos difíciles,
atravesamos bajones,
tenemos caídas, nos agarra la flojera,
nos inmoviliza la apatía,
nos da rabia la solidez de la injusticia.
María, Virgen de la Esperanza.
Contágianos tu fuerza,
acércanos el Espíritu que llena tu vida.
Ayúdanos a vivir con alegría,
a pesar de las pruebas y las cruces
que encontramos en el seguimiento
de tu hijo.
Que no nos desaliente
la lentitud de los cambios,
que las espinas de la vida
no nos ahoguen la semilla del Evangelio.
Que no perdamos la utopía,
Madre buena, de creer que es posible
otro mundo y otra sociedad.
Que no bajemos los brazos
en la lucha por la justicia
y en la práctica de la solidaridad.
Que no se enturbie nuestra mirada,
al punto que no veamos la luz del Señor,
que nos acompaña siempre,
que camina a nuestro lado,
que nos sostiene en los momentos duros.
P. Javier Leoz