Amado Señor Jesús: Te pido lo que anhelo tener en mi vida: tu gran regalo del arrepentimiento.
Envíame por tu gracia el Espíritu de verdad para que yo pueda verme en tu luz y reconocer mi pecado. Ayúdame a recibir tu Palabra como tu medida para mis pensamientos y mis palabras, para lo que hago y dejo de hacer, para mi trabajo y actividades. Apártame de querer aplicar mis propias medidas baratas. Ayúdame a tomar como un mandato tus enseñanzas del Sermón del Monte y tus Diez Mandamientos. Por ellos concédeme que yo pueda verme como Tu me ves, y juzgarme como Tu me juzgarías un día si no me arrepiento de mi pecado. Por medio de tu Espíritu Santo, ayúdame a discernir tu admonición amorosa en todo los que me sucede, especialmente en tus correcciones. Y dame la gracia para aceptarlo con toda mi voluntad. Contesta mi oración, dándome un corazón quebrantado y contrito, que no se autojustifique ni esté satisfecho consigo mismo, sino un corazón que llora por sus pecados y se alegra a causa de tu perdón.
Te doy gracias porque sé que responderás a esta oración por contrición y arrepentimiento diario, por que nada te alegra más que un pecador que derrama lágrimas de arrepentimiento. Por eso no miraré a mi corazón endurecido e impenitente, sino a ti, Señor mío Jesucristo. Tu viniste para destruir toda autojustificación y dureza de corazón, y ganaste para nosotros, por medio de tu Redención, un corazón nuevo tierno y humilde. Por eso ayúdame a perseverar en oración y fe hasta que se haya derretido mi corazón endurecido y pueda yo llorar a causa de los agravios que te he causado, Señor mío, y también a mis semejantes. Yo sé que me darás la gracia de poder llorar a causa de mi vieja naturaleza pecaminosa, mi dureza, falta de misericordia y bondad, mi murmuración, celos y envidia, mi falta de sinceridad, mi dependencia de las personas y las cosas materiales de este mundo: Señor, yo sé que harás en mí un completo cambio.
Te doy gracias, oh Señor, porque me darás lo que me falta, - el arrepentimiento - para que mi vida sea completamente transformada y por é crezca mi amo para Ti. Que con mi vida redimida y feliz por ser un pecador perdonado, yo te pueda alabar aquí en la tierra y estar preparado para celebrar contigo el Banquete de las Bodas del Cordero en la gloria celestial.
Amén. |