Jesús trabajaba en una empresa desde hacían 5 años, nunca había sido amonestado, y cumplía su trabajo con normalidad. Cierto día, entró a la oficina del Gerente para hacerle un reclamo:
- Señor: trabajo en la empresa desde hace 5 años, pero siento que no he sido tomado en cuenta para las promociones y ascensos. Mi compañero Francisco ingresó hace sólo 1 año y ya ha sido promovido a Supervisor.
El Gerente, con cierta preocupación, le dijo:
- Jesús, antes de responderte a tu pregunta, quisiera que me ayudes a resolver un pequeño problema: quiero dar fruta en el almuerzo. En calle hay un camión que vende frutas, y que se para siempre al frente. Averigua si tienen frutas frescas.
Jesús se esmeró en cumplir la tarea, y a los 5 minutos estaba de regreso.
- Señor: tienen naranjas para la venta.
- Y ¿cuánto cuestan?
- Disculpe. No pregunté.
- No importa. ¿Vistes si habían suficientes naranjas para darle a todos acá en la oficina?
- No me di cuenta. Y tampoco pregunté.
- ¿Hay alguna otra fruta, por si hay personas que no comen naranja?
- No lo sé, señor. Pero creo que…
- Siéntate un momento, Jesús.
El Gerente tomó el intercomunicador y le encargó a Francisco, el compañero de Jesús, la misma tarea. A los 10 minutos llegó Francisco.
- Bien Francisco, ¿qué noticia me traes?
- Señor, en este momento están vendiendo naranjas, las suficientes para atender a todo el personal, pero si prefiere, en media hora van a buscar melones y mangos. Aquí tiene la lista de los precios de cada fruta, y me dicen que si compramos en grandes cantidades, nos darán un buen descuento. Dejé apartadas las naranjas, pero si usted escoge otra fruta, debo regresar para rectificar el pedido.
- Muchas gracias, Francisco.
Entonces se dirigió a Jesús, que aún seguía allí, y le dijo:
- Disculpa Jesús, ¿en qué estábamos?
- En nada señor. Con su permiso…