ANTE UNA DECEPCIÓN FUERTE
Cuando sufres una fuerte decepción piensas que no podrás sobrellevarla; no comes, no duermes, sientes que se destrozan tus nervios y crees que tu mundo se derrumbó.
De pronto, se te ocurre acudir a soluciones artificiales que, en vez de arreglar las cosas, empeoran tu estado nervioso.
Si quieres mejorar, lo primero que debes hacer es negarte a pensar en tu desgracia y comenzar a elaborar una lista de tus necesidades naturales y sobrenaturales, para empezar a entenderlas.
No te quedes mirando las ruinas.
Limpia tu campo para que comiences una nueva construcción, más firme y más hermosa.
Ser bueno es: es ser firme en la justicia.