Ella no sabía quien era el viejecito... pero cambió su vida |
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Era musulmana y soñó con un anciano de blanco: «Soy Juan, San Juan, todo irá bien». Era Juan XXIII |
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Juan XXIII reza con una niña enferma, en una de sus imágenes más recordadas |
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Devrim era una chica turca y musulmana que no conocía nada del Papa Juan XXIII: ni su nombre, ni su aspecto, ni su existencia ni mucho menos que este Papa había vivido 3 años en Turquía.
Y sin embargo, por alguna razón el Papa Roncalli quiso participar en su
vida de forma asombrosa muchos años después de fallecido. La historia,
que se publicó primero en una web en italiano dedicada al Papa Juan, se
puede leer en Cristianos venidos del Islam (LibrosLibres, 2007).
Una joven turca
Devrim nació y vivió en Turquía hasta los 29 años. Su familia era
musulmana y creyente, aunque integrada en el estilo de vida más laico de
la Turquía moderna, poco fervorosa.
“Mis padres me hablaban de nuestro grande y único Dios. Repetían que el Corán es la revelación última y definitiva. Que el Islam es la mejor religión, pero que debemos respetar a quienes profesen otra. Yo rezaba sola. Rara vez iba a la mezquita. No me consideraba una persona especialmente devota pero, al mismo tiempo, sentía un fuerte deseo de un Dios con el que dialogar. Había un vacío en mi corazón, pero no lograba comprender como podía colmarlo”.
Un novio en Italia
A los 29 años Devrim se instaló en Italia, como intérprete en una
empresa de envíos internacionales. Allí conoció a un chico siciliano,
Beppe, se enamoraron y se casaron por lo civil. Pero con el tiempo, entendieron que deseaban que Dios bendijera su amor, y acudieron a su parroquia de Verona.
A Devrim se le abría un mundo al escuchar cómo el párroco, Don Francesco, le presentaba al Dios cristiano.
“Su hablar de Dios como amigo, como compañero de la vida cotidiana del
hombre, hacía crecer en mí la curiosidad hacia el catolicismo, hacía
centellear ante mis ojos una divinidad cercana, concreta y fascinante.
Don Francesco repetía que Dios es como una luz siempre encendida fuera de la ventana y que es suficiente abrir para que entre en nuestra casa. Y yo me preguntaba: ¿alguna vez he abierto realmente mi ventana?”
Fiesta de los enamorados en Verona,
ciudad famosa por sus historias de amor difícil
Pero ella aún no pensaba hacerse cristiana. Sólo quería una boda
cristiana con su marido católico. En principio la fecha estaba
establecida para el 7 de octubre del 2000, pero en agosto comunicaron
desde la Curia diocesana que habían surgido “dificultades” en el
expediente, nunca detalladas, que bloqueaban el proceso.
Beppe se enteró mientras estaba en Sicilia repartiendo invitaciones a su
familia. Devrim lloraba en Verona: ¿estaba Dios en contra de bendecir
su unión?
Y entonces tuvo el sueño.
"Un anciano de blanco con grandes orejas"
“Una noche tuve un sueño que quedó nítidamente impreso en mi mente cuando desperté. En el dormitorio estaba un hombre anciano, vestido de blanco, un poco inclinado sobre sí mismo por la edad, con grandes orejas, grandes mofletes y los dientes ligeramente torcidos, que me miraba sonriendo”.
- ¿Quién eres? –preguntó Devrim en el sueño.
- Soy Juan, San Juan –dijo el anciano, poniendo su mano sobre el hombro de ella. –No temas, todo irá bien.
“A la mañana siguiente recibo una llamada del párroco: nuestra petición
de matrimonio había obtenido la aprobación directamente del obispo de
Verona, monseñor Flavio Carrazo”.
Devrim entendió que había sido algún tipo de sueño premonitorio, pero no
lo contó porque no entendía quién era el viejecito de blanco.
Pero unos días más tarde, domingo, viendo la televisión, vio una
ceremonia en la Plaza de San Pedro: el Papa Juan Pablo II estaba proclamando un beato, se desenrollaba un tapiz y aparecía el rostro del viejecito desconocido con el que había soñado.RELIGION EN LIBERTAD
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