La Beata Madre
MARIA PIERINA DE MICHELI
Hija de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires
Jesús quiso que en estos tiempos de
Misericordia lo conozcamos de un modo más personal, cercano. Por eso reveló en
forma especial la Devoción a Su Divino Rostro a una humilde monjita, la hermana
Pierina de Micheli,
como lo hizo con Su Sagrado Corazón siglos atrás.
En intensos diálogos con el Señor,
Pierina fue conociendo los deseos de Jesús respecto del consuelo que se prodiga
a Su Corazón amante con una sincera devoción a Su Divino Rostro. La imagen del
Señor se refleja de un modo especial en la Eucaristía, para que encontremos en
el Sagrario la llama que avive nuestra fe y nuestra confianza en Su Presencia y
ayuda providencial.
Pierina
nació en Milán el 11 de Septiembre de 1890. Creció en la caridad, en la pureza
y en el sacrificio, y se consagró después a Dios entre las Hermanas “Hijas de
la Inmaculada Concepción”. Se mantuvo fiel a su propósito de “dar a Jesús, dar todo, dar
siempre”. Fue apóstol de la devoción a la Santa Faz de Jesús. Murió en Centonara d’Artò (Novara)
el 26 de julio de 1945.
Las revelaciones de Dios a Pierina
son un especial don para el mundo de este siglo XXI, tiempo en el que la
humanidad necesita más que nunca encontrar los lazos que la acerquen a una
conversión verdadera, sincera y profunda. Busquemos en las palabras de Jesús a
Pierina el camino que nos ilumine y fortalezca como verdaderos soldados de
Cristo.
Celebramos con alegría la
beatificación de la madre Pierina de Micheli, hija de la Congregación de la
Inmaculada Concepción de Buenos Aires, que tuvo lugar el domingo 31 de mayo en
la iglesia de Santa María la Mayor. Ahora rezamos para que su causa avance,
hasta alcanzar un día la canonización de esta amiga del Señor, Pierina.
Jesús y Su Divino Rostro esperan que
lo conozcamos y lo amemos. Ingrese a los textos de Pierina y alimentesu corazón
con amor y Palabras de Vida Eterna.
Breve biografía
Nota de Reina del Cielo: para conocer la historia del
maravilloso retrato de Jesús que acompaña esta página HAGA
CLICK AQUI
La Madre María Pierina, llamada por
sus padres Josefina Francisca
María, nace en Milán el 11 de septiembre de 1890. Con 23 años ingresa
a la Congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires,
que era una pequeña comunidad recientemente fundada por la Madre Eufrasia
Iaconis. Desde el día de su ingreso a la comunidad, guarda una amistad
profunda y verdadero sentimiento filial hacia la Madre Estanislada, que será su maestra, superiora y
siempre confidente. Entre 1919 y 1921 la Madre Pierina visita Argentina, en un
breve paréntesis antes de asumir cargos de gran responsabilidad que afronta con
total dedicación a pesar de su precaria salud. Definitivamente en Italia, es
elegida Superiora de la Casa de Milán en 1928, Superiora de la Casa de Roma en
1939 y, diez años después, Superiora Regional.
En el desempeño de sus tareas
demuestra que es una mujer sumamente capaz, de una personalidad avasallante,
con una actividad afiebrada, que sabe conjugar siempre con una intensa vida
interior. Finalmente, después de innumerables fatigas nunca evitadas, llega el
“no puedo más”. Cuando la Segunda Guerra Mundial apenas había terminado y Roma
estaba ocupada por las tropas de los aliados, el 26 de julio de 1945 en
Centonara D’Artó, a los 55 años, bendiciendo a
sus Hermanas y con los ojos fijos en el Divino Rostro, muere esta Hija de la
Inmaculada, que según tantos testimonios fue una persona serena, dulce, afable,
dueña de sí misma en todo su comportamiento, siempre sensible para percibir los
problemas ajenos, y también confiada para buscar su solución.
La devoción al Divino Rostro de Jesús
La Madre Pierina hizo cuanto hizo en
su corta vida, aceptando el dolor y el sufrimiento interiores en grado
superlativo, sin dejar traslucir a sus queridas hijitas y hermanas otra cosa
que una sonrisa cordial o una ayuda eficaz, todo… por Jesús. Una única preocupación como un
fuego interior la consumía: dar a Jesús, donar a Jesús, porque Jesús es todo.
Pero si éste es el compromiso que
asume cualquier bautizado cuando promete renunciar a Satanás, a sus pompas y
a sus obras y entregarse a Jesucristo por siempre jamás, si éste es el
recto orden del amor que se deja traslucir en la vida de aquél que cumple con
los mandamientos de la ley de Dios, ¿por qué consideramos heroica la respuesta
de la Madre Pierina?
En una extensa carta que la Madre
Pierina escribió al Papa Pío
XII brota una piedad apasionada: Humildemente confieso que siento una
gran devoción por el Divino Rostro de Jesús, devoción que me parece que me la
infundió el mismo Jesús. Tenía
doce anos cuando un viernes santo esperaba en mi Parroquia mi
turno para besar el crucifijo, cuando una voz clara me dijo: ¿Nadie me da un beso de amor en
el rostro para reparar el beso de Judas? En mi inocencia de niña, creí
que todos habían escuchado la voz, y sentía pena viendo que la gente continuaba
besando las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro. Te doy yo Jesús
el beso de amor, ten paciencia, y llegado el momento le estampé un fuerte beso en la cara
con el ardor de mi corazón. Era feliz pensando que Jesús, ya contento,
no tendría más pena. Desde aquel día el primer beso al crucifijo era a Su
Divino Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse porque me sentía fuertemente retenida.
La experiencia se repite cuando tiene 25 años,
pero con otros prodigios: En la noche del jueves al viernes santo de 1915,
mientras rezaba ante el crucifijo en la Capilla de mi Noviciado, sentí que me
decían: “bésame”. Lo
hice y mis labios en vez de apoyarse sobre un rostro de yeso, sintieron el contacto con
Jesús. ¿Qué pasó? Me
es imposible decirlo.
Cuando la Superiora me llamó era ya
de mañana, sentía el corazón lleno de las penas y deseos de Jesús; deseaba
reparar las ofensas que recibió su Santísimo Rostro en la pasión y las que
recibe en el Santísimo Sacramento.
En este mismo Colegio de Argentina
sucede otra aparición cinco años después: En 1920, el 12 de abril me encontraba en Buenos
Aires en la Casa Madre. Tenía una gran amargura en el corazón. Fui a la Iglesia
y prorrumpí en llanto lamentándome con Jesús. Se me presentó con el Rostro ensangrentado y con una
expresión de dolor tal que conmovería a cualquiera. Con una ternura
que jamás olvidaré me dijo: “Y
Yo, ¿qué he hecho?”
Comprendí… y a partir de ese día el Divino Rostro se convirtió en mi libro de
meditación, la puerta de entrada a Su Corazón… De tanto en tanto, en los años siguientes –continúa la carta- se
me aparecía ya
triste, ya
ensangrentado, comunicándome
Sus penas y pidiéndome reparación y sufrimientos, llamándome a inmolarme
ocultamente por la
salvación de las almas.
Jesús habla a Pierina
Entre 1920 y 1940, fecha en que data
esta carta, el pedido de Nuestro Señor se sucede en reiteradas apariciones: “Quiero que Mi Rostro, que
refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más
honrado. Quien me
contempla, me consuela”
La Madre Pierina, que es siempre la fiel
confidente, se hace portavoz de este ruego y, poco a poco, la devoción al
Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a la intervención
milagrosa de la Santísima Virgen, que ordena y dispone: un escapulario, una
medalla, los medios para costearla, y una fiesta después del martes de
quincuagésima para honrar la Santa Faz.
La medalla se difunde con entusiasmo.
¡Cuántas gracias
se han obtenido! Peligros evitados, curaciones, conversiones, liberación
de condenas…
Invitamos a todos a llevar la medalla
y rezar, diariamente, 5 Glorias al
Santo Rostro de Nuestro Señor.
ORACIÓN (con aprobación eclesiástica)
Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, que hiciste brillar los dones de tu gracia en el alma de la
humilde Sor Maria Pierina De Micheli, y quisiste que en el silencio y en la
obediencia fuera la consoladora del Divino Crucificado y la misionera de la
Santa Faz de Jesús, haz que también nosotras sigamos con gozo el camino de la
caridad, para gloria tuya y bien del prójimo.
Por los méritos de tu sierva,
concédenos la gracia que te pedimos, a fin de que por su eficaz intercesión, se
manifiesten para nuestro ejemplo y consuelo, las heroicas virtudes que ella
practicó generosamente en esta vida y podamos venerarla un día sobre los
altares. Así sea.
+GILLA VICENTE GREMIGNI – Arzobispo –
Obispo de Novara
Nihil obstat. A. P. Frutaz subs. S.
Congr. pro C.S. L+S. Romae, 5-6-1970
Quienes reciban gracias por la
intercesión de la Sierva de Dios Madre Maria Pierina de Micheli se ruega lo notifiquen
a Casa Generalizia F.I.C., Via Asinio Pollione, 5 – 00153 Roma
Novena al Santo Rostro de Jesús
Mi alma tiene sed del Dios vivo
¿cuándo veré Su Rostro?
…Quisiera que mis hijas -y los
devotos- se distinguieran en ardor práctico, amoroso, generoso en honrar el
SANTO ROSTRO de nuestro JESÚS, dolorido por los pecados de los hombres… de
todos… de los nuestros… pero especialmente de aquellos que tendrían que ser sus
imitadores… ¿Qué haremos? Si miramos profundamente aquel divino Rostro, nos
hablará al corazón, nos hará partícipes de las amargas penas.., y nos dirá:
consuélame al menos tú, que dices que me amas, que eres toda mía…
- pausa -
…entremos con Jesús en el huerto de los olivos y contemplemos con amor y
contrición los dolores de su Corazón, en Su Santo Rostro.
…unámonos a la divina Víctima, ofreciéndonos por todas las personas del mundo
para ser con EL auténticas almas reparadoras, en unión con la Virgen Inmaculada,
primera Reparadora.
Canto
Oh Santo Rostro ultrajado por
nosotros,
no te acuerdes más de los fallos de la tierra,
no te acuerdes más,
de tu último grito un día en el Calvario
acuérdate, acuérdate Jesús,
acuérdate, acuérdate, oh Rostro de Jesús.
Oración
¡Oh! amabilísimo Jesús, que quisiste sufrir tanto en Tu Santo Rostro, por
nuestro amor, vuélvenos a mirar benignamente e imprime en nuestros corazones Tu
divina semblanza, para que nuestra alegría sea sufrir por Ti.
Gloria al Padre…
¡Oh! dulcísimo Jesús, que en Tu Rostro divino has sido golpeado,
maltratado, humillado por nuestro amor, haz que el desprecio y la humillación
sean nuestra porción predilecta.
Gloria al Padre…
¡Oh! manso Jesús, que en Tu Divino Rostro sudaste sangre por nuestro amor, concédenos
la gracia de sufrir por tu amor y así volver a ser mirados por Ti.
Gloria al Padre…
¡Oh! Santo Rostro de Jesús, mientras
esperamos el feliz día de poderte contemplar en la gloria del Paraíso, queremos
procurarte tanta gloria y deleitar Tu mirada divina.
Tu mirada velada sea nuestro paraíso aquí en la tierra, las lágrimas que lo
velan las recogeremos para salvar tantas almas e inflamar los corazones con Tu
amor. Amén.
Santo Rostro de Jesús míranos con Tu
Misericordia.
- See more at: http://www.reinadelcielo.org/divino-rostro-de-jes%f2%b3%ad-madre-pierina-de-micheli/#sthash.hM09dyDo.dpuf