Mons Schneider: Por
mi conocimiento y experiencia, la herida más profunda de la crisis
actual de la Iglesia es la herida eucarística; los abusos del Santísimo
Sacramento. Muchas personas están recibiendo la Sagrada Comunión en un estado objetivo de pecado mortal
… Esto se está extendiendo en la Iglesia, especialmente en el mundo
occidental. Hay gente que muy rara vez van a la Santa Comunión con una
preparación suficiente. Algunas personas que acuden a la Santa
Comunión viven en situaciones morales irregulares, que no se
corresponden con el Evangelio. Parejas amancebadas, divorciados vueltos a
casar, casados por lo civil, los cuales sin embargo van a recibir la
Santa Comunión. Creo que esta es una situación muy, muy grave.
También
está la cuestión de la recepción objetivamente irreverente de la
Sagrada Comunión. La denominada nueva manera moderna de recibir la
Sagrada Comunión directamente en la mano es muy grave, ya que expone a
Cristo a una enorme banalidad, por no hablar del hecho grave de la
pérdida de fragmentos eucarísticos. Nadie puede negar esto. Y los
fragmentos de la hostia consagrada son aplastados por los pies. ¡Esto es
horrible! ¡Nuestro Dios, pisoteado en nuestras iglesias! Nadie puede
negarlo.
Y
esto está sucediendo a gran escala. Para una persona con fe y amor a
Dios es un fenómeno muy grave. No podemos seguir como si Jesús como Dios
no existiera, como si sólo existiera el pan. Esta práctica moderna de
la Comunión en la mano no tiene nada que ver con la práctica de la
Iglesia antigua (haz clic AQUÍ).
La práctica moderna de la recepción de la Comunión en la mano
contribuye gradualmente a la pérdida de la fe católica en la presencia
real y de la transubstanciación. Un sacerdote y un obispo no pueden
decir que esta práctica no está mal. Aquí está en juego lo más santo, lo
más divino y concreto que hay en la tierra.
Pregunta: ¿No considera que usted está sólo defendiendo esto?
Mons Schneider: Estoy
realmente triste sintiéndome como alguien gritando en el desierto. La
crisis eucarística por el uso moderno de la Comunión en la mano es tan
evidente. No es una exageración. Es hora de que los obispos eleven sus
voces por Jesús Eucarístico, quien no tiene voz para defenderse. Esto es
un ataque contra el Santo de los santos, un ataque a la fe eucarística.
Por
supuesto que hay personas que reciben la Santa Comunión en la mano con
mucha devoción y fe, pero son una minoría. La gran masa, sin embargo,
están perdiendo la fe a través de esta forma tan banal de tomar la Santa
Comunión como si fuera un alimento común, como una patata o un pastel.
Tal manera de recibir la sagrada comunión aquí en la tierra no es
sagrada, y destruye con el tiempo la profunda toma de conciencia y la fe
católica en la presencia real y la transubstanciación.
Pregunta: ¿está yendo la Iglesia en la dirección opuesta hacia la que usted va?
Mons Schneider: Parece
que la mayor parte del clero y los obispos están contentos con este uso
moderno de la Comunión en la mano y no se dan cuenta de los peligros
reales relacionados con esta práctica. Para mí esto es increíble. ¿Cómo
es posible esto, cuando Jesús está presente en cada partícula de la
Hostia? Un sacerdote y un obispo deben decir: “Tengo que hacer algo, por
lo menos para reducir gradualmente esto. Haré todo lo que pueda hacer”.
Lamentablemente, sin embargo, son miembros del clero los que están
haciendo propaganda del uso moderno de la Comunión en la mano y, a
veces, prohíben recibir la Comunión en la boca y de rodillas. Incluso
hay sacerdotes que discriminan a los que se arrodillan para recibir la
Santa Comunión. Esto es muy, muy triste.
También
hay un robo cada vez mayor de Hostias a causa de la distribución de la
Comunión directamente en la mano. Hay una red, un negocio, del robo de
Sagradas Hostias y esto se ve grandemente muy facilitado por la Comunión
en la mano.
¿Por
qué yo, como sacerdote y obispo, expongo a Nuestro Señor a tal peligro,
a tal riesgo? Cuando estos obispos o sacerdotes [que aprueban de la
Comunión en la mano] tienen algún objeto de valor nunca lo exponen a un
gran peligro de que se pierde o sea robado. Protegen su casa, pero que
no protegen a Jesús y permiten que sea robado fácilmente.
Pregunta: Respecto al cuestionario previo al sínodo de la familia, la gente está esperando grandes cambios.
Mons. Schneider: Hay
en este asunto mucha propaganda de los medios de comunicación de masas.
Tenemos que ser muy cuidadosos. Existen medios de comunicación
oficialmente anti-cristianos en todo el mundo. En casi todos los países
las noticias tienen el mismo contenido, con la excepción quizás de los
países africanos y asiáticos o en el Este de Europa. Sólo a través de
Internet pueden expresarse tus propias ideas. Demos gracias a Dios que
existe internet.
La
idea de los cambios en el matrimonio y las leyes morales que se harían
en el próximo sínodo de obispos en Roma, en su mayoría provienen de los
medios de comunicación anti-cristianos. Y algunos del clero y católicos
están colaborando con ellos en la difusión de las expectativas del
mundo anticristiano de cambiar la ley de Dios sobre el matrimonio y la
sexualidad. Es un ataque por el mundo anti-cristiano y es muy trágico y
triste que algunos clérigos estén colaborando con ellos. Para argumentar
a favor de un cambio de la ley de Dios utilizan en una especie de
sofisma con el concepto de misericordia. Pero en realidad esto no es
misericordia, es crueldad.
No
es misericordia, por ejemplo, si alguien tiene una enfermedad que lo
dejemos en un estado miserable. Esto es crueldad. Yo no le daría, por
ejemplo, azúcar a un diabético, sería cruel de mi parte. Me gustaría
tratar de sacar a alguien de esta situación y darle otras comida. Tal
vez a ellos no les guste, para empezar, pero será mejor para ellos.
Aquellos clérigos que quieren admitir a los divorciados casados de
nuevo a la Santa Comunión operan con un falso concepto de la
misericordia. Es comparable con un médico que da azúcar al paciente,
aunque sabe que lo matará. El alma es más importante que el cuerpo.
Si
los obispos admiten a los divorciados vueltos a casar a la Santa
Comunión, estarían confirmándolos en sus errores a los ojos de Dios.
Los obispos cerrarán así la voz de sus conciencias, empujándolos aún
más en la situación irregular en que viven sólo por el bien de esta vida
temporal, olvidando que después de esta vida, sin embargo, vendrá el
juicio de Dios.
Este
tema será discutido en el sínodo. Esto está en la agenda. Pero espero
que la mayoría de los obispos que todavía tienen mucho espíritu católico
y fe rechacen la propuesta de referencia y no acepten esto.
Pregunta: ¿Cuál es la crisis que menciona?
Mons. Schneider: Es
una crisis más amplia que la recepción del Santísimo Sacramento. Creo
que esta cuestión de la recepción de la Sagrada Comunión por los
divorciados vueltos a casar va a explotar y mostrar la verdadera crisis
en la Iglesia. La verdadera crisis de la Iglesia es el antropocentrismo,
olvidando el cristocentrismo. De hecho, este es el mal más profundo,
cuando el hombre o el clero están poniéndose a sí mismos en el centro
cuando están celebrando la liturgia y cuando están cambiando la verdad
revelada de Dios, por ejemplo, relativa al Sexto Mandamiento y la
sexualidad humana.
La
crisis se manifiesta también en la manera en que el Señor eucarístico
es tratado. La Eucaristía es el corazón de la Iglesia. Cuando el corazón
está débil, todo el cuerpo es débil. Así que cuando la práctica en
torno a la Eucaristía es débil, entonces el corazón y la vida de la
Iglesia es débil. Y cuando las personas no tienen una visión más
sobrenatural de Dios en la Eucaristía y empieza la adoración del
hombre, y luego también la doctrina cambiará según el deseo del hombre.
Esta
crisis es cuando nos ponemos, incluidos los sacerdotes, en el centro y
cuando Dios se pone en una esquina y esto está sucediendo también
materialmente. El Santísimo Sacramento está a veces en un sagrario lejos
del centro, mientras que la silla del sacerdote está en el centro. Ya
hemos estado en esta situación durante 40 o 50 años y existe el peligro
real de que Dios y sus mandamientos y leyes se pongan en en el lado y el
hombre por deseo natural en el centro. Hay conexión causal entre la
Eucaristía y la crisis doctrinal.
Nuestro
primer deber como seres humanos es adorar a Dios, no a nosotros, sino a
Él. Por desgracia, la práctica litúrgica de los últimos 40 años ha sido
muy antropocéntrica. La participación en la liturgia, en primer lugar,
no se trata de hacer cosas, sino orar y adorar, amar a Dios con toda
nuestra alma. Esta es la verdadera participación, estar unidos con Dios
en tu alma. La participación exterior no es esencial.
La
crisis es realmente esto: no hemos puesto a Cristo o Dios en el centro.
Y Cristo es Dios encarnado. Nuestro problema hoy es que guardamos la
encarnación. La hemos eclipsado. Si Dios permanece en mi mente sólo como
una idea, esto es gnóstico. En otras religiones, por ejemplo, judíos,
musulmanes, Dios no se encarna. Para ellos, Dios está en el libro, pero
Él no es concreto. Sólo en el cristianismo, y realmente en la Iglesia
Católica, la encarnación es plenamente efectiva y tenemos que hacer
hincapié de esto, por tanto, también en cada punto de la liturgia. Dios
está aquí y realmente presente. Así que cada detalle tiene un
significado.
Estamos viviendo en una sociedad no cristiana, en un nuevo paganismo. La tentación de hoy para el clero es adaptarse al nuevo mundo para el nuevo paganismo, ser colaboracionistas.
Nos encontramos en una situación similar a la de los primeros siglos,
cuando la mayoría de la sociedad era pagana y el cristianismo fue objeto
de discriminación.
Pregunta: ¿Piensa usted que puede ver esto por su experiencia en la Unión Soviética?
Mons. Schneider: Sí,
sé lo que es ser perseguido por dar testimonio de que eres cristiano.
Somos una minoría. Estamos rodeados de un mundo pagano muy cruel. La
tentación y el reto de hoy en día se pueden comparar con los primeros
siglos. Se pidió a los cristianos aceptar el mundo pagano y mostrar esto
quemando un grano de incienso frente a la estatua del emperador o de un
ídolo pagano. Pero esto era idolatría y ningún buen cristiano ponía
ningún grano de incienso allí. Preferían dar la vida, incluso niños y
laicos fueron perseguidos y dieron sus vidas. Lamentablemente hubo en el
primer siglo miembros del clero y hasta obispos que ponían granos de
incienso en la estatua del emperador o de un ídolo pagano, e incluso que
entregaron los libros de la Sagrada Escritura para ser quemados. Tales
cristianos y clérigos colaboracionistas fueron llamados en aquellos
tiempos “thurificati” o “traditores”.
Ahora,
en nuestros días la persecución es más sofisticada. Católicos o
miembros del clero no están pidiendo que pongamos un poco de incienso
delante de un ídolo. Sería sólo material. Ahora, el mundo neo-pagano
quiere que tomemos sus ideas, como la disolución del sexto mandamiento
de Dios, con el pretexto de la misericordia. Si algunos clérigos y
obispos comienzan a colaborar con el mundo pagano hoy en esta disolución
del sexto mandamiento y en la revisión de la forma en que Dios creó al
hombre y la mujer, entonces son traidores a la fe, que están
participando en última instancia, en el sacrificio pagano.
Pregunta: ¿Se puede ver venir una división en la Iglesia?
Mons. Schneider: Desgraciadamente,
desde hace algunas décadas algunos clérigos han aceptado estas ideas
del mundo. Ahora, sin embargo ellos están siguiéndolas públicamente. Si
esto continúa, creo, habrá una división interior de la Iglesia de los
que son fieles a la fe de su bautismo y de la integridad de la fe
católica. Habrá una división con los que están asumiendo el espíritu de
este mundo y será una clara división, creo. ¿Puede uno imaginarse que
los católicos que permanecen fieles a la verdad católica inmutable
puedan, por un tiempo, ser perseguidos o discriminados, incluso en
nombre de los que tiene el poder en las estructuras exteriores de la
Iglesia? Pero las puertas del infierno, es decir, de la herejía, no
prevalecerán contra la Iglesia y el Magisterio Supremo seguramente
emitirá una declaración doctrinal inequívoca, rechazando cualquier tipo
de colaboración con las ideas neo-paganas de cambiar, por ejemplo, el
sexto mandamiento de Dios, el significado de la sexualidad y de la
familia. Entonces algunos “liberales”, y muchos colaboradores con el
espíritu de este mundo, muchos modernos “thurificati et traditores”
saldrán de la Iglesia. Porque la verdad Divina sin resistencia trae la
aclaración, nos hará libres, y se separará en medio de la Iglesia a los
hijos de la luz divina y los hijos de la de la pseudo-luz de este mundo
pagano y anticristiano. Puedo presumir que tal separación afectará a
cada nivel de los católicos: laicos e incluso sin excluir el alto clero.
Esos clérigos que aceptan hoy el espíritu del mundo pagano en la moral y
la familia se declaran católicos e incluso fieles al Papa. Incluso
declaran extremistas los que son fieles a la fe católica o aquellos que
promueven la gloria de Cristo en la liturgia.
Pregunta. ¿Que siente cuando declaran que usted es un extremista?
Mons. Schneider: No
he sido declarado oficialmente como tal. Yo diría que estos clérigos no
se encuentran en la mayoría, sino que han adquirido una gran influencia
en la Iglesia. Se las arreglaron para ocupar algunos puestos clave en algunas oficinas de la Iglesia. Sin embargo, este no es el poder a los ojos de Dios. Verdaderamente poderosos son los más pequeños en la Iglesia, los que conservan la fe.
Estos
pequeños de la Iglesia han sido abandonados y descuidados. Han
mantenido la pureza de su fe y representan el verdadero poder de la
Iglesia a los ojos de Dios, y no los que están en la administración.
Gracias a Dios, el número de estos pequeños está creciendo.
Hablé
por ejemplo, con los jóvenes estudiantes en Oxford y estaba
impresionado por estos estudiantes, estaba muy contento de ver la pureza
de la fe y sus convicciones, y la mente católica clara. Estos ejemplos y
grupos están creciendo en la Iglesia y esta es la obra del Espíritu
Santo que renovará la Iglesia. Así que me siento confiado y esperanzado
también respecto de esta crisis en la Iglesia. El Espíritu Santo va a ganar esta crisis con este pequeño ejército.
No
estoy preocupado por el futuro. La Iglesia es la Iglesia de Cristo y Él
es la cabeza real de la Iglesia, el Papa sólo es el Vicario de Cristo.
El alma de la Iglesia es el Espíritu Santo y Él es poderoso. Sin embargo
ahora estamos experimentando una profunda crisis en la Iglesia como
ocurrió varias veces en dos mil años.
Mons. Schneider con los estudiantes de Oxford
Pregunta. ¿Va a empeorar antes de mejorar?
Mons. Schneider: Tengo la impresión de que va a ser peor. En algún momento las cosas tienen que ir a las profundidades y luego se
verá el colapso de este sistema antropocéntrico, de oficina, que está
abusando del poder la administración eclesiástica, abusando de la
liturgia, abusando de los conceptos de Dios, abusando de la fe y la
piedad de los más pequeños en la Iglesia.
Entonces
veremos el resurgir de una Iglesia renovada. Esto ya se está
preparando. Entonces este edificio clerical liberal se colgará hacia
abajo porque no tienen raíces ni frutos.
Pregunta. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que se renueve a la Iglesia?
Mons. Schneider: Yo
no soy un profeta. Sólo podemos suponer. Pero, si nos fijamos en la
historia de la Iglesia, la crisis más profunda fue en el siglo IV, que
era el arrianismo. Esta fue una tremenda crisis, todo el episcopado,
casi todos, colaboraron con la herejía. Sólo algunos obispos se
mantuvieron fieles, se podían contar con los dedos de una mano. Esta
crisis duró más o menos 60 años.
Veamos
también la terrible crisis del llamado siglo oscuro, el siglo 10,
cuando el papado fue ocupado por algunas familias romanas muy malas e
inmorales. Ellos ocuparon la silla papal con sus hijos corruptos, y fue
una crisis terrible.
El
próximo período de daño ha sido el llamado exilio de Aviñón y fue muy
perjudicial para la Iglesia, provocando el gran cisma occidental. Todas
estas crisis duraron de 70 a 80 años y fueron muy dañinas para la
Iglesia.
Ahora
estamos, diría yo, en la cuarta gran crisis, en una tremenda confusión
en la doctrina y la liturgia. Ya llevamos así 50 años. Tal vez Dios
tenga misericordia de nosotros dentro de 20 o 30 años. Sin embargo,
tenemos toda la belleza de las verdades divinas, del amor divino y la
gracia en la Iglesia. Nadie puede quitarme esto, ningún sínodo, ningún
obispo, ni siquiera un Papa puede quitar el tesoro y la belleza de la fe
católica, de Jesús Eucaristía, de los sacramentos. La doctrina
inmutable, los principios litúrgicos inmutables, la santidad de la vida
constituye el verdadero poder de la Iglesia.
Pregunta. Nuestro tiempo es visto como una era mucho más liberal en la Iglesia.
Mons. Schneider: Tenemos que orar para que Dios guíe a su Iglesia en esta crisis y nos dé apóstoles de la Iglesia valientes y santos. Necesitamos defensores de la verdad y defensores de Jesús Eucaristía. Cuando
un obispo está defendiendo a las ovejas y defendiendo a Jesús en la
Eucaristía, este obispo está defendiendo a los más pequeños en la
Iglesia, no a los poderosos.
Pregunta. ¿Que opina de compartir la Santa Comunión con los anglicanos y los demás?
Mons. Schneider: Esto no es posible. Hay diferentes religiones. La Sagrada Comunión no es un medio para lograr la unidad. Es el último paso (luego de la conversión),
no el primer paso. Sería una profanación del Santísimo. Por supuesto,
tenemos que ser uno. Sin embargo, tenemos diferencias en las creencias,
algunas diferencias sustanciales. La Eucaristía es un signo de la unidad
más profunda. Sería una mentira, sería contradictorio con la lógica
compartir la Santa Comunión con los no católicos.
El
ecumenismo es necesario para estar en contacto con nuestros hermanos
separados, para amarlos. En medio del desafío del nuevo paganismo,
podemos y tenemos que colaborar con no católicos serios defendiendo la
verdad divina revelada (en aquello en que la creen) y la ley natural creada por Dios.
Sería mejor no tener una estructura de este tipo cuando el Estado rige la vida de la Iglesia, tales como el nombramiento de los clérigos u obispos. Esta práctica de una iglesia estatal sería perjudicial para la propia Iglesia. En Inglaterra, por ejemplo, el estado gobierna la Iglesia de Inglaterra. Tal influencia estatal puede corromper la iglesia espiritual y teológicamente, entonces es mejor no ser una Iglesia de Estado.
Pregunta. Y las mujeres en la Iglesia.
Mons. Schneider: Las
mujeres son llamadas el sexo débil, dado que son físicamente más
débiles, sin embargo, son espiritualmente fuertes y más valientes que
los hombres. Es valiente para dar a luz. Por lo cual Dios le dio a la
mujer un coraje que un hombre no tiene.
Por
supuesto, ha habido muchos hombres valientes en las persecuciones. Sin
embargo, Dios ama a elegir los más débiles para confundir a los
poderosos. Por ejemplo, las mujeres Eucarística, del que ya os hablé en
mi libro Dominus est, trabajaron en sus familias y ayudando a los
sacerdotes perseguidos de una manera muy excepcional. Ellas nunca se
hubieran atrevido a tocar a la sagrada Hostia con sus dedos. Ellas se
niegan a leer incluso una lectura durante la Misa. Mi madre, por
ejemplo, que todavía vive en Alemania, 82 años de edad, cuando fue por
primera vez a Occidente, ella se sorprendió, escandalizada, ver a las
mujeres en el presbiterio durante la Santa Misa. El verdadero poder de
la mujer cristiana y católica es el poder de ser el corazón de la
familia, Iglesia doméstica, tener el privilegio de ser la primera que da
el alimento para el cuerpo de su hijo y también para ser la primera que
da el alimento a las almas de los niños, la enseñanza de la primera
oración y las primeras verdades de la fe católica. La profesión más
prestigiosa y hermosa de una mujer es ser madre, y sobre todo ser una
madre católica.