*La esperanza del Adviento es saber a quién estamos esperando: A Jesús.
*El Señor no nos dice cuándo será su venida definitiva pero, en cambio, nos da pistas de cómo hemos de estar a su llegada: vigilantes.
*Esperar al Señor implica hacerlo con aquello que Él nos dijo: salir con amor al encuentro del amor.
*Estar alerta es descubrir que, de mil maneras, Dios pasa a nuestro lado: Dios invisible pero sensible.
*El Adviento es un compás con tres movimientos: vigilancia, oración, conversión y alegría.
*Ir al encuentro de Aquel que viene es poner luz en nuestro corazón para disipar las tinieblas que nos impiden verle.
*El problema del mundo es que desespera por todo. La grandeza del cristiano es que espera en medio de toda desesperanza.
*La oración, en Adviento, es un papel en el que el cristiano escribe su carta personal al Dios que viene en Belén.
*La Palabra de Jesús, además de fortalecernos, nos da seguridad en nuestra esperanza: habla.
*El mundo se empeña en cambiar las cosas pero, el Señor, va al fondo de las personas: al corazón.
*La rutina es enemiga del vigilante. ¿Quieres y deseas un futuro con Dios? Permanece en pie.
*La sociedad ¿espera en algo? Posiblemente no. Nosotros en cambio esperamos otro nuevo mundo.
*Las mejores autopistas necesitan constantemente arreglos. La llegada del Señor ¿cómo encuentra los caminos de nuestros corazones?
*¡Qué alegría sentimos cuando alguien nos devuelve algo que es nuestro! ¿Sentimos la misma alegría con el nacimiento de Jesús que nos trae y nos devuelve a Dios?
*Amar a María es llenarnos de lo que, en María, fue constitutivo: la Palabra de Dios. ¿La escuchamos y la veneramos? ¿La reflexionamos y la llevamos a nuestra vida?
*Preparar los caminos al Señor es salir a su encuentro; no detenernos en los escaparates que seducen nuestros instintos pero adormecen nuestras ansias de ir a los brazos de Dios.
*Celebremos la primera Navidad pero, además de eso, levantemos un poco más nuestras cabezas: la segunda venida del Señor está al caer. ¿Cuándo? Eso es lo de menos. Lo importante es….la esperanza.
*Sobran palabras y faltan testimonios. En Belén, con pocas palabras y con una presencia, Dios lo dijo todo. ¿Por qué será que a nosotros nos cuesta tanto el hacer y tan poco el hablar?