Vivir el Evangelio
Unión con Dios.
Todo
nos debe llevar a la unión con Dios, porque las devociones que
practicamos, los mandamientos que cumplimos, las prácticas religiosas a
las que asistimos, todo, absolutamente todo, debe llevarnos a unirnos
cada vez más a Dios por el amor. Porque la finalidad del hombre en este
mundo es la de conocer a Dios y a su enviado Jesucristo, y por este
conocimiento amarlo sin medida y por encima de todo y de todos.
De
modo que es bueno que hagamos un examen de conciencia y escudriñemos si
nuestras prácticas religiosas, oraciones y devociones, nos están
llevando cada vez más hacia el Corazón de Cristo, o si por el contrario,
las hacemos por rutina, y no nos encienden el amor al Señor.
Más vale algunas devociones menos, pero poniendo más el corazón en practicarlas, porque Dios mira el corazón.
Está
bien que vayamos a Misa los domingos, porque faltar a ella sin un
motivo grave es pecado mortal. Pero no nos conformemos sólo con ser
espectadores de la santa Misa, sino participemos fervorosamente,
poniendo nuestro corazón en el altar, amando con todo nuestro ser a
Jesús que se inmola por nosotros, por mí.
No
hace falta que recemos más, o que participemos de más Misas o que
recibamos mayor número de Sagradas Comuniones. Por supuesto que todo
esto sería mejor, pero al menos tratemos de hacer bien y con mucho amor
lo que venimos haciendo hasta el momento, viviendo cada día como si
fuera el último, cada Misa o Comunión como si fuera la última de nuestra
vida, porque un día lo serán realmente.
Sitio Santísima Virgen