MEDITACIONES PARA LA CUARESMA
- VIERNES DE LA PRIMERA SEMANA DE PASIÓN
ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA
Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.
PEDIRTE la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio.
Y AGRADECERTE con obras lo mucho que me amas: ¡ Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?
MEDITACIÓN DE LA MAÑANA
Transportémonos en espíritu a la santa montaña del Calvario, al pie de la Cruz, junto a María. Saludemos a la Madre de los Dolores como a la Reina de los mártires, porque no admite otro nombre en este misterio: “No me llaméis más Noemí, es decir hermosa; sino Mara, es decir amarga, porque el Señor me ha llenado de amargura”.
Día 38º. QUINTO VIERNES.
Desanimarse es una tontería. Escucha el consejo que da el barrendero a Momo: "Cuando barro, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga que crees que nunca podrás acabar. Y entonces te empiezas a dar prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante... Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente.... entonces es divertido... de repente uno se da cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle."
Ser santo, amar mucho a Dios... cualquier meta se alcanza siempre. Consiste en dar un paso cada día; por eso, no te desanimes nunca: haz bien hoy las pequeñas cosas del día.
¡Qué no me desanime Señor, que es una tontería! Poco a poco, con pequeños pocos, conseguiré hacer realidad las cosas grandes que quiero y Tú también quieres en mi vida.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras