MEDITACIONES PARA LA SEMANA SANTA
- MARTES SANTO
ORACION INICIAL
Que pueda quitarme de encima lo que me estorba y el pecado que me ata, para correr en la carrera que me toca, sin rendirme, sin abandonar, fijos los ojos en ti, Jesús que ya has corrido, y que inicias y completas nuestra fe. Tú mismo, renunciando al gozo inmediato que siempre el mundo ofrece, soportaste con entereza la cruz, sin importante la ignominia y el desprecio de los importantes. Que no me canse yo ni pierda el ánimo; todavía no he llegado a la sangre en mi pelea contra el pecado. Acepto con gusto la corrección que me viene de ti, Padre Dios, aunque me duela, porque lo único que pretendes regalarme, como fruto de mi conversión, es una vida resucitada, semejante a la de tu Hijo. Fortalece, Señor, mis manos débiles y haz fuertes mis rodillas vacilantes, para que camine seguro por tu senda.Quiero imitarte, Jesucristo, para poder llegar y vivir en la familiaridad con Dios, tu Padre y nuestro Padre. Corta con mi vida anterior, radicalmente, para que sea posible en mi el comienzo de una vida nueva. Ayúdame a poner entre lo anterior y lo que viene una muerte necesaria. Que las aguas del bautismo, en las que Tú mismo quieres bautizarte: las aguas de tu sangre, sepulten mi cuerpo de pecado y despojen mi vida de los bajos instintos y de todas las obras de la carne; para emerger después -como Tú-de esas mismas aguas como si me levantara de la muerte, lavado y purificado, resucitado, convertido en espiga de mil granos.
MEDITACIÓN DE LA MAÑANA
Adoremos a Jesucristo que nos enseña con su ejemplo, antes de dejar la vida, a arrancar de nuestro corazón las dos pasiones que más dañan a los hombres: la pasión del placer y la pasión del orgullo; a la pasión del placer opuso los más agudos dolores, a la pasión del orgullo opuso las humillaciones más ignominiosas. Pidamos perdón a Jesucristo de nuestra corrupción, cuya expiación le ha costado tanto, y agradezcámosle haber querido soportar, para curarnos, los suplicios e ignominias de su dolorosa pasión.