Dije al almendro: háblame de Dios
Dije al pobre: háblame de Dios,
y el pobre me ofreció su capa.
Dije al sueño: háblame de Dios
y el sueño se hizo realidad.
Dije a un campesino: háblame de Dios
y el campesino me enseñó a labrar.
Dije a la naturaleza: háblame de Dios
y la naturaleza se cubrió de hermosura
Dije a un amigo: háblame de Dios
y el amigo me enseñó a amar.
Dije a un pequeño: háblame de Dios
Dije a un ruiseñor: háblame de Dios
y el ruiseñor se puso a cantar.
Dije a la fuente: háblame de Dios
Dije a mi madre: háblame de Dios
y mi madre me dio un beso en la frente.
Dije a la gente: habladme de Dios
Dije a la voz: háblame de Dios
y la voz no encontró palabras.
Dije al dolor: háblame de Dios
y el dolor se transformó en agradecimiento.
Dije a la Biblia: háblame de Dios
y la Biblia no paró de hablar
Dije a Jesús: háblame de Dios
y Jesús rezó el Padrenuestro.
Dije temeroso al sol poniente: háblame de Dios
y el sol se ocultó sin decirme nada.
Pero al día siguiente al amanecer,
cuando abría la ventana, ya me volvió a sonreír.