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Hoy 8 de noviembre es la fiesta de San Adeodato I, Papa
(ACI).- San Adeodato fue el Papa número 68 de la Iglesia, que según la tradición, utilizó por primera vez el sello papal en los documentos pontificios. Asimismo, se dice que curaba distintos tipos de enfermedades apoyando únicamente sus labios en las heridas de los enfermos.
El Martirologio Romano menciona el hecho de que una vez curó a un leproso al besarle las heridas.
Fue elegido como Papa el 19 de octubre del 615, después de haber sido sacerdote por 40 años, y su pontificado duró únicamente tres años. Nació en Roma en un tiempo en que Italia estaba a merced de los lombardos y del Imperio Bizantino.
San Adeodato fue hijo de un subdiácono llamado Esteban. Desde joven ingresó para su formación al monasterio benedictino de Roma dedicado a San Erasmo.
En el siglo VII, Roma estaba siendo asolada por el desorden, guerras y una mortal epidemia de peste. Por si fuera poco, en agosto del año 618 la Ciudad Eterna fue víctima de un terremoto.
Ante las tragedias, Adeodato mantuvo la serenidad y se preocupó por ayudar y consolar a los damnificados, a los enfermos y a los leprosos. Se le atribuye la capacidad milagrosa de haber curado de la peste a muchas personas.
Murió santamente en noviembre del 618.
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DEDICACIÓN O CONSAGRACIÓN
Hoy celebra la Iglesia la fiesta de la dedicación o consagración de la basílica de Letrán, que es la catedral de Roma. En la Iglesia tiene importancia, porque al celebrar la catedral de Roma, quiere que estimemos no sólo todas las catedrales sino también todos los templos de nuestras comunidades cristianas católicas.
La basílica de Letrán comienza en los tiempos del emperador Constantino. Este emperador, con la influencia de su madre santa Elena, el año 313 había promulgado un decreto dando plena libertad a los cristianos para manifestar externamente su fe. La esposa de Constantino, Fausta que era cristiana, poseía en Roma un gran palacio que había pertenecido a la familia Laterani. Deseando celebrar el papa Melquíades un sínodo con muchos obispos, Fausta le cedió este palacio para el evento. Al poco tiempo murió Fausta y el emperador Constantino regaló este palacio al Papa, que ya era Silvestre I.
Además el emperador, en los grandes jardines que tenía el palacio, mandó construir una gran basílica para que fuese sede del papa y catedral de Roma. La consagración fue el 9 de Noviembre del año 324. El nombre del “Divino Salvador” proviene, dicen unos que porque con ese nombre se consagró. Otros dicen que procede de cuando en el año 787 se volvió a consagrar y una imagen del Divino Redentor sangró por los golpes de un judío. Se la conoce más con el título de san Juan, porque había dos altares importantes dedicados a san Juan Bautista y al Evangelista y sobre todo por el hermoso baptisterio en honor de san Juan Bautista.
Con esta basílica cambió el concepto de templo cristiano, ya que los templos paganos en Roma eran pequeños, pues no eran para reunión de la gente, sino sólo para morada de los dioses o ídolos. Algo parecido pasaba en el templo de Jerusalén, pues en lo más sagrado sólo estaba el “arca de la alianza”, símbolo de la presencia de Dios y sólo entraba un sacerdote. Toda la gente con sus ofrendas estaba en los patios. En cambio en los templos cristianos, además de la presencia de Dios y de la presencia real de Jesús en la Eucaristía, se reúne el pueblo cristiano para orar. Por eso no se pudieron cristianizar los templos paganos, sino que se usaron las basílicas. Estas eran unos edificios grandes, que servían para ventas, tribunales o política: actos grandes presididos por el rey. De ahí su nombre, pues rey en griego se llama “basileus”.
El evangelio de este día habla de la expulsión de los comerciantes en el templo por parte de Jesús. El comercio allí se veía como normal, pues al tener la gente que ofrecer animales, se les facilitaba la venta allí mismo y podían pagarlo mejor con la moneda del templo. El hecho es que Jesús ve que la ofrenda a Dios se ha convertido en un negocio y que todo ello es un gran impedimento para que la gente sencilla pueda acercarse a Dios por medio de la oración.
Así al Dios de Israel, que ama a su pueblo, y sobre todo a los pobres y sencillos, le han convertido en un dios lejano y exigente, que parece estar más con los ricos que pueden dar ofrendas mejores. Por eso Jesús tuvo esa reacción fuerte: para poder dejar un poco más claro que el Reino de Dios es de amor y de un culto y oración más interior, muy diferente de todo ese tinglado y negocio que habían montado aquellos sacerdotes y jefes que sólo se preocupaban por enriquecerse.
De hecho el templo no es totalmente necesario para estar con Dios, ya que lo importante es adorarle “en espíritu y verdad”. También nosotros somos templo de Dios, pues en aquel que ama a Dios habita la Santísima Trinidad. Pero el templo externo es muy conveniente, porque necesitamos expresar nuestra fe de una forma externa. El templo además representa a Jesucristo, que es la “imagen del Padre”; y en la mayoría de los templos habita Jesús, hombre y Dios, de una manera real en la Eucaristía. Por eso al estimar el templo, procuramos que sea artístico y hermoso, y lo adornamos, para sentirnos a gusto cuando estamos juntos y para demostrar nuestro amor a Jesucristo, a su madre, la Virgen María, y a algunos de sus siervos que están en el cielo.
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Hoy 9 de noviembre se celebra la Dedicación de la Basílica más antigua de la Iglesia Católica
(ACI).- Cada 9 de noviembre, la Iglesia celebra la “dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán”, la primera Basílica de la Iglesia en ser construida y donde una imagen de Cristo derramó sangre.
“Esta Basílica fue la primera en ser construida después del edicto del emperador Constantino, el cual, en el año 313, concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión”, contó el Papa Emérito Benedicto XVI a los fieles, en noviembre del 2008.
“El mismo emperador donó al Papa Melquíades la antigua propiedad de la familia de los Laterani y allí hizo construir la Basílica, el baptisterio y patriarquio. Es decir, la residencia del Obispo de Roma, donde vivieron los Papas hasta el período aviñonés”, añadió.
Fue consagrada por el Papa San Silvestro un 9 de noviembre del 324. Se le llama Basílica de San Juan (de Letrán) porque tiene dos capillas, una en honor a San Juan Bautista y otra por San Juan Evangelista.
“Basílica del Divino Salvador” es otro nombre por el que se le conoce ya que en el 787, cuando fue nuevamente consagrada, una imagen del Divino Salvador derramó sangre al ser golpeada por un judío.
“Honrando el edificio sagrado, se quiere expresar amor y veneración a la Iglesia romana que, como afirma San Ignacio de Antioquía, “preside en la caridad” a toda la comunión católica”, expresó el Papa Benedicto XVI.
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