Ahora que llega la Navidad,
parece que todo es alegría y paz,
y no tiene por que ser eso,
porque no llega a todos por igual.
La Navidad empieza por uno mismo,
por tener un corazón en paz,
por arrimar el hombro a alguien,
que necesita sus lágrimas derramar.
La Navidad es uno mismo,
es lo que se da a los demás,
no es un sólo día,
sino que transcurre día a día por igual.
La Navidad es un renacer el alma,
no un festejo sin fe ni deseo de paz,
mas uno sólo puede festejarla,
abriendo su corazón a los demás.
La Navidad es un día a día,
que culmina en un momento ideal,
pero que sin paz ni alegría,
no existe una navidad real.
La Navidad es un regalo,
un regalo que culmina en la felicidad,
porque el que cree en ella,
sabe que existe el perdón y la paz.
La Navidad no debe perderse,
porque es la estrella de la esperanza
mas si se apagara su llama,
no existiría el renacer y el amar.
La Navidad no es un compromiso,
es un trato de amor y lealtad,
para estar bien con uno mismo,
y desear lo mejor a los demás.
Autora: Rosa Mª