Hoy, domingo, te has despertado,
y de nuevo me has dado la mano,
para que olvide las cosas malas,
para que disfrute de tu existencia.
Hoy, domingo, te has presentado,
puede que con calor te recibamos,
pero cada instante para saborearlo,
cada minuto para de amor saciarlo.
Hoy, domingo, te has levantado,
para algunos con frío o calor,
para otros con alegría e ilusión,
y para otros con tristeza y llanto.
Hoy, domingo, te has acomodado,
porque hasta la noche tu presencia,
porque hoy es un día de descanso,
y porque es un placer tu compañía.
Hoy, domingo, has renacido,
porque el sábado se fue a las doce,
y ahora eres tú quien por nosotros vela.
Hoy, domingo, contigo me levanto,
para intentar aprovechar tu día,
y por la noche despedirme con alegría.
Hoy, domingo intentaré la tristeza dejar,
para que cuando llegue la media noche,
tu presencia no haya sido un simple pasar,
y con tus tantas horas, no las derroche.
Autora: Rosa Mª