Siento ganas de abrazarte y besarte,
de tenerte a mi lado y poder gozarte.
De poder encontrar tu mirada cuando busca la mía,
sin tener que fingir un desprecio..
escondiendo mi dolor y sintiendo tu falta de amor.
Porque eres un pobre ingrato...
que no supo valorar el cariño que te enseñó mi corazón.
Y cuando pierda la razón, mis labios...
sólo pronunciarán palabras de amor,
dedicadas a aquel inimaginable creador
de aquellas dulces mentiras...
que pudieran conquistar mi vida, mi alma, mis sueños,
mis alegrías y mis tiernas caricias...
que sólo esperaban pacientes sentir la tercia piel
de aquel hombre cruel.
Me encadenaste, me diste a beber tu veneno, oculto en tus labios me diste la muerte en cada beso, droga que no tiene remedio, que me consume, que me condena a tu cuerpo, me diste la vida ¡y ahora el infierno!,
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