Un hombre caminaba por el cementerio y al pasar por frente a una lápida sintió curiosidad por la inscripción que tenía:
"Aquí yace Vicente,
quien vivió cien años
y murió a los veinte
Este hombre, sin entender muy bien qué es lo que aquella frase quería decir, miró a ver si veía a alguien que se lo pudiera explicar. Un rato después se encontró con uno de los operarios del cementerio que recorría el lugar con un cincel y un pequeño martillo. Se acercó hacia él para preguntarle sobre ese curioso epitafio:
- Buen día, caballero, tengo curiosidad por lo que dice esa lápida, ¿podría explicarme su significado, quién la escribió y a quien hace referencia?
- Sí, por supuesto, lo escribí yo pues me encargo de tallar los epitafios a pedido, ese en particular hace referencia a un chico joven, de unos veinte años que un día ganó una fortuna cuando salió su número en la lotería y su vida se desenfrenó: Comenzó a salir con todo tipo de mujeres de la noche y cuando se desbocava también mujeres de día, su vida se fue volcando hacia todos los placeres, incluso a los prohibidos, cochazos, barcos donde practicaba sexo sin medida, frenesí de sabores, juego de embite y azar, frutas prohíbidas, joyas, viajes exóticos, noches sin fin, comilonas, bebida, parrandas de tres días y tres noches joropeando por el mundo, blasfemó como nadie jamás lo había hecho en el mundo conocido, y en el más allá, todos los mares y los cielos fueron de él con mujeres bellas y safriscas que se lo comían todas las noches casi hasta secarlo. Finalmente llegó a a no dormir de tanta juerga y parranda y a los veintitantos, murió quemado por la intensidad con que vivía su vida, pero, vivió más que muchos que durán 100 años, por eso le escribí aquello.
- ¡Qué interesante!, Muy justo el epitafio... ¿quién podría escribir algo así de original en mi lápida cuando fallezca?
- Yo mismo, pero primero he de hacerle algunas preguntas.
- Muy bien, empiece.
- ¿Trabaja?
- Si, entro a la 7 de la mañana y no paro en todo el día, hasta que me acuesto a las 12:00 p.m. más o menos, aunque sin dejar de pensar en el trabajo.
- ¿Bebe?
- No, no me gusta el alcohol.
- ¿Baila?
- No. Prefiero leer y oir música clásica.
- ¿Sale con alguna chica?
- No mi trabajo es muy importante y absorbe todo mi tiempo.
- ¿Tiene amigas o amigos para conversar y pasar el tiempo?
- No. Llego tan cansado que solo deseo cenar y acostarme.
- ¿Viaja, tiene aficiones, se da algún tipo de gusto?
- No, no me van esas cosas, me parecen ridículas, trabajo mucho y no pierdo el tiempo.
- ¿Alguién en particular merece su atención?
- Si. Mi jefe, estoy pendiente y dispuesto las 24 horas del día a complacerlo, mi trabajo es lo más importante para mí y sobre todo, que me reconozcan mi gran esfuerzo y dedicación, en eso soy muy bueno, el mejor de la compañía, llevo 20 años y soy gerente de ventas.
- ¿Alguien lo llama para invitarlo a cenar, lo felicitan por su trabajo, recibe con frecuencia aumentos, es objeto de alguna distinción de su jefe y recibe algún premio de la Compañía?
- No. Nadie me llama, además no tengo tiempo para cenar porque siempre estoy cansado, ceno en mi casa es más económico y guardo para mi vejez, tampoco recibo aumentos por mi esfuerzo, pero vendrán así me lo ha explicado mi jefe, por lo demás la Compañía no da premios, el premio se lo da uno mismo siendo el mejor de la compañía y eso lo sabe el jefe.
- ¿Cuál es su nombre?
- Emeterio.
- ¡Muy bien!, ¡ya tengo su inscripción!
- ¿Cuál es?
AQUÍ YACE EMETERIO:
DE LA CUCA DE SU MADRE
DIRECTO AL CEMENTERIO
BESITOS GRACITA.