Tengo prisa en ser otra persona, pero no tengo prisa en pasar los días, porque los días se van... y no regresan. Tengo prisa en ver luz en mi camino, pero no caminar aprisa para luego parar, porque el camino es largo y hay que observar. Tengo prisa en tener esperanza en la vida, pero no la tengo para desilusión continuar, porque la ilusión mueve al corazón latir, y porque el latir es el ritmo del verbo amar. Tengo prisa en hallar sueños por los que luchar, pero no en alcanzarlos deprisa sin saborear, porque es muy difícil alcanzar un sueño... ... para después verlo difuminar. Tengo prisa en poder decir "te quiero", un te quiero a partir del alma y no de palabra, porque anhelo un amor desesperado y sincero, y no aquel embelesado que nada tiene de bueno. Tengo prisa en ser abrazada y querida, sí; en fundir mi cuerpo en otro cuerpo, en aceptar los besos y abrazos, primero, para así después pasar a otro terreno. Tengo prisa en aceptarme como persona, en aceptar que algo de mí existe de bueno, en pensar que alguna palabra mía es querida, y que en mi corazón existe amor y hay algo lleno.
Autora: Rosa Mª |