Decido ir a trabajar, a pesar de mi inseguridad, a pesar de mi desconfianza, a pesar de mi nula valía, a pesar de mi angustia, a pesar de mis miedos, pero... decido ir a trabajar. Decido ir a trabajar, pues sólo con la soledad, la seguridad no se vence, el valor no se adquiere, aumenta más la angustia, y mis miedos... crecen. Decido ir a trabajar, a pesar de que no sé actuar, a pesar del miedo a la gente, a pesar del esfuerzo que supone. Decido ir a trabajar, sí, a pesar del dolor y la angustia, a pesar de saber que no sé, a pesar de mi nula esperanza, a pesar de que he de aprender. Y es que, en mi soledad,... cada día valgo menos, aumenta la angustia y el dolor, el miedo a la gente es enorme, y el cansancio de pensar es mayor. Y es que, en mi soledad... la esperanza no aparece sin más, no aprendo sin equivocarme, y no crezco como ser humano. Y es que, si decido trabajar, aunque el esfuerzo es tremendo, más costoso es el precio de la inercia, pues cuesta más el no hacer nada, que realizar algo por obtener logro. Decido ir a trabajar, sí, a pesar que los nervios me dominan, a pesar que tenía a mano la soledad, a pesar de que me falta sabiduría, a pesar de mi torpeza y mi realidad. Y es que, si decido trabajar, aunque los nervios me dominen, enriqueceré creciendo como persona, la soledad dejará de ser una realidad, mi poco saber lo adquiriré con ganas, para disminuir mi torpeza tan grande, y aumentar la ausencia de mi valor. Decido ir a trabajar, sí, decido no quedarme muerta en vida, aunque no sé si dicha decisión durará, porque mi poca valía y mi gran torpeza, así como el miedo que a la gente tengo, permitirán dicha decisión su meta lograr.
Autora: Rosa Mª |