En la noche estrellada con la influencia de la luna dos cuerpos parecían uno, abrazados en silencio. Solo el rugir de las olas y la brisa del mar eran testigo de los besos, de las caricias íntimas... entregados entero sin reservas... Fue el amor de un día el placer de un momento la nada, tal vez... Quedó solo el susurro de un adiós sin lamentos desplegando sus alas como golondrinas van cantando felices sobre las fuentes y las flores...