“Clama a mí, y yo te responderé,
y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”
Jeremías 33:3
¿Puede alguien prometer con tanta autoridad y seguridad
que responderá ante la necesidad de otra persona?
¿Conocés alguien en quien puedas confiar plenamente?
Seguro, existen cerca tuyo familiares y aún amigos,
que en caso de apremio te darán una mano, pero
¿ Podrán hacerlo siempre y en el momento preciso de la necesidad?
¿Contarán con los recursos,
ya sea materiales
y aún afectivos y anímicos, para socorrerte?
La ayuda humana es limitada.
Pero la de Dios es sin límites.
El Señor, en el texto que hemos compartido,
alienta al profeta con estas hermosas palabras,
que, saliendo de su misma boca,
adquieren el carácter de promesas seguras y confiables.
Y una promesa de parte del Creador es firme y totalmente creíble.
Dios siempre “cubre los cheques que firma”.
No solo la promesa se refiere a su auxilio y socorro,
sino que, además, incluye dar al que lo busca revelaciones
y un conocimiento profundo
de los grandes secretos de la existencia,
como por ejemplo, como vivir una vida feliz.
de la reddd