Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y
siguieron tratando de saltar
fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inutiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención
a lo que las demás decían y se rindió.
Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas
le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir
y que simplemente se dispusiera a morir,
ya que no tenía sentido seguir luchando.
Pero la rana saltaba cada vez con más fuerzas
hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron:
"nos da gusto que hayas logrado salir,
a pesar de lo que te gritamos".
La rana les explicó que era sorda,
y que pensó que las demás la estaban animando
a esforzarse más y salir del hoyo.
Moraleja: