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Sólo existen dos estados en los cuales
podemos vivir los seres humanos;
el amor y el temor.
Para vivir en el estado de amor,
es indispensable ser libre interiormente.
Ello no quiere decir que uno no sufra,
o no tenga problemas o no se preocupe.
La diferencia es que quien vive en estado de amor,
no es esclavo de las emociones o de las circunstancias,
no se deja manipular por nadie; es como el río,
que pasa por todos los sitios pero ninguno lo detiene.
Cuando vivimos en el temor, somos esclavos de nuestro ego,
de los perjuicios, del qué dirán.
Nos atormentan los monstruos creados por nuestra mente
o les rendimos adoración a los dioses del placer,
el poder o la riqueza. Cuando no soy libre interiormente,
soy fácilmente manipulable en lo político,
lo económico y lo social.
Las cosas de afuera son neutras,
yo las convierto en problemas o en oportunidades.
Si vivo en el temor, a donde quiera que vaya
y en las circunstancia en que me encuentre,
seré esclavo del miedo.
de la red
besos marieclair