Algún día, no sé cuándo, sabré distinguir cuál es mi don, porque nada apenas tengo, mas carne y hueso sé que soy.
Algún día, espero no lejano, pueda pasar del miedo al valor, cambiar poco a poco mi día a día, y poner una balanza en mi vida.
Algún día, no sé cuándo, me gustaría ser fuerza y no dolor, ser alegría más que tristeza, ser la profesional que ahora no soy.
Algún día, espero no lejano, desearía ver los colores del amor, que dejara de hallar en mí la soledad, para hallar por fin un rumbo con timón.
Algún día, no sé cuándo, dejaré de esperar, y soñaré despierta; mas ahora sueño en cosas imposibles, mas es mejor aceptar mi soledad ciega.
Algún día, espero no lejano, me agradaría llenarme de valor, para poder hallar el equilibrio, que da a la vida los tonos del amor.
Autora: Rosa Mª |