Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban y se lo impedían.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le acomodaron tremenda paliza.
Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. (aunque nunca supo por qué le pegaban).
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho, si intentaba subir le daban una paliza el resto de los monos.
El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentaban subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
No sé, las cosas ¡siempre se han hecho así, aquí!
¿Te suena conocido? Pocos se preguntan por qué estamos golpeando... y, por qué estamos haciendo las cosas de una manera, si tal vez las podemos hacer de otra.
Solo hay dos cosas infinitas en el mundo: el universo y la estupidez humana......“ Albert Einstein
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