Nada más hay que recordar lo bueno, para dar un paso en nuestro caminar, hay que deshechar los malos pensamientos, que nos dejan muchas cosas por vislumbrar.
Nada más hay que sentir que hay vida, para mirar hacia el frente y no atrás, hay que dedicar bastantes momentos, para aprender de que otros nos pueden dejar.
Nada más hay que vislumbrar el día, para aprovechar cada segundo y disfrutar, mas si no se puede por las circunstancias, tomar impulso y no dejar de luchar.
Nada más hay que sacar la confianza, cuando en momentos difíciles se está, mas caminando deprisa no se hace esto, sino paso a paso y con serenidad.
Nada más hay que salvar los obstáculos, que la vida nos pone y nos hacen detener, pero hay que levantarse y seguir caminando, para nuevos rumbos porder tomar y no caer.
Nada más hay que dejar a un lado el miedo, y sacar la valentía que el día nos da, pues aunque no todo sea dicha y alegría, no todo es negro ni blanco en la humanidad.
Nada más hay que sentir la brisa y el cariño, y dejar que lo malo quede muy muy detrás, pues la vida es relativamente corta, si no se sabe aprovechar cada instante y lugar.
Nada más hay que hacer y no deternerse, hay que dejar las lágrimas caer, pues las lágrimas son producto de la tristeza, y no se tienen porqué esconder.
Nada más hay que situarse en el instante, y sentir qué nos detiene para poder crecer, pues somos humanos con muchos errores, pero por eso mismo no podemos dejar de creer.
Nada más hay que reflejar las ganas de lucha, aunque nada nos motive ni nos dé dicha, pues sólo el pensar que la vida es vida, ya es un logro si pensar en existir es duda.
Nada más hay que dejar fluir nuestro cuerpo, y dejar que salga lo que llevamos dentro, pues el fluir es una precioso momento, ya que en ese fluir somos nosotros los dueños.
Autora: Rosa Mª |