Dame el amor que me inspira, y deseo. De tu ser cuando rendida, me das la fruta prohibida cuando dulce te poseo.
Y ese corazón entero, y fiero. De amor me hace palpitar, y siento tu alma gozar cuándo te digo-. Te quiero.
Dame el clavel sonrosado, soñado. De tu alma cautivadora, dámelo porque te adora, mi alma de enamorado.
Dame Celinda el ardor, y el fulgor. De tu cuerpo y tu dulzura, Dámelo que tu hermosura, me enloquece con tu amor.
El poeta desconocido. 29/4/2011
BESOS MARIECLAIR
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