Nuestra mente se alimenta de los pensamientos que le damos. Si siempre tenemos pensamientos tristes, pesimistas, llenos de dolor… pues así actuará nuestro cerebro y condicionará nuestra vida y nuestra forma de ser.
Hay personas que tienen mucha dificultad en concentrarse en lo que desean y otras personas siempre tienen una y otra vez los mismos pensamientos, que son incapaces de quitar de su mente. En lugar de controlar los pensamientos, son los pensamientos quienes controlan a la persona…
Cuando una persona dice “No soy capaz de olvidar lo que me han hecho…” “Lo tengo presente continuamente…” Y otras frases parecidas, supone que la persona no tiene la capacidad de mirar fríamente lo que ha ocurrido y reflexionar para encontrar una solución al problema que le hace sufrir.
Tenemos que aprender a guiar nuestro pensamiento; él va a donde nosotros le guiemos. Tenemos que acostumbrar a nuestra mente que piense en aquello que nos interesa y que reduzca al mínimo las barreras e interferencias.
El pensamiento y su actividad están relacionados con el estado físico de la persona. A mayor bienestar y relajación, más calidad de pensamiento. A mayor cansancio, menor actividad y calidad.
¿Qué podemos hacer para guiar nuestro pensamiento?
1. No cargues inútilmente tu mente. Recuerda cosas que de verdad merezcan la pena; el resto lo puedes escribir o apuntar en una libreta.
2. Ten objetivos y metas claras y concretas.
3. Procura realizar ejercicios de concentración cuando notes que estás algo despistado.
4. Intenta siempre traer a tu mente cosas positivas.
5. Cuando estés sufriendo algo duro y difícil en tu vida, trata de concentrarte en las posibles soluciones que puede tener ese problema. No te concentres ni te estanques en el dolor que te hace sentir.
6. Habla con alguien de lo que te pasa, pero no le estés contando a todo el mundo tu problema.
7. La relajación ayuda a concentrarse y a dirigir bien los pensamientos.
8. Date tiempo. Las prisas nunca son buenas para nada que tengamos que hacer en la vida, mucho menos para aprender a controlar nuestro pensamiento.
9. Sé paciente. Muchas personas sufren porque no tienen paciencia. Quieren todo “ya”, “ahora”, “en este momento”. La impaciencia es una de las señales que denotan la inmadurez de la persona.
10. Ten los pies en el suelo. Muchas veces nos creamos castillos en el aire porque no queremos afrontar las cosas que nos suceden en la vida. La mejor manera de enfrentarse a los problemas es viéndolos de frente y luchando por controlarlos.
No dejes que los problemas te hundan la vida. Hunde con tu vida los problemas…
En la mano de cada persona está guiar su mente hacia lugares más serenos y más cómodos, para poder analizar y ver con lucidez las cosas que le ocurren. Si te desesperas no conseguirás absolutamente nada. Imagina que tus pensamientos son como esos niños pequeños que hay que ir enseñando para que no hagan ni se hagan daño.