Una mujer al sol es todo mi deseo, viene del mar, desnuda, con los brazos en cruz y la flor de los labios abierta para el beso y en la piel refulgente el polen de la luz.
Una hermosa mujer, los senos en reposo y caliente de sol, nada más se precisa. El vientre terso, el pelo húmedo y una sonrisa en la flor de los labios, abierta para el gozo.
Una mujer al sol sobre quien yo me arroje y a quien beba y me muerda y con quien me lamente, y que al someterse se enfurezca y solloce,
e intente rechazarme, y que al sentirme ausente me busque nuevamente y se quede a dormir cuando yo, apaciguado, me disponga a partIR.
vinicius de moraes
|