Manuel Jesús Hernández González
Investigador de la Venerable Hermandad -Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen.
La proclamación dogmática a favor de la Concepción Inmaculada de la Virgen María, el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX, conmocionó al mundo cristiano en general, especialmente aquellas ciudades, como Sevilla, que llevaban luchando durante siglos para que la Iglesia reconociese el referido privilegio teológico. Este acontecimiento caló tan profundo en el mundo católico que desde aquel momento se han celebrado diferentes actos y eventos de carácter mariano al llegar cada aniversario. Ejemplo de ello fue 1904, fecha en la que se conmemoró los primeros 50 años del pronunciamiento dogmático, Para tal fin, el Obispo de la Diócesis Nivariense, don Nicolás Rey Redondo, ordena que en cada arciprestazgo se celebre solemne peregrinación a los santuarios marianos de mayor devoción de cada comarca. En el caso del arciprestazgo de Taoro, todas las parroquias se dirigieron al Santuario de la Virgen del Carmen de Los Realejos, devoción que había alcanzado una notable e importante aceptación más allá de las fronteras locales, llegando incluso a considerarse la devoción de mayor arraigo en la isla de Tenerife, después de la Patrona de Canarias, la Virgen de Candelaria. Para tan especial acontecimiento, las parroquias y ermitas, siguiendo costumbre antigua de acudir con estandartes a los lugares de peregrinación, regalan a la imagen carmelita 13 de estas colgaduras litúrgicas. Este conjunto de piezas se conservaron en su totalidad hasta el fatídico incendio del convento de agustinas recoletas, en el año 1952, donde se hallaba el Santuario mariano. A partir de aquí, y dado el descontrol del momento para inventariar los lugares de depósito de las piezas, desaparecen cuatro estandartes desconociéndose en la actualidad su paradero, entre ellos, los pertenecientes a las dos principales parroquias de nuestro municipio: Santiago Apóstol y Ntra. Sra. de la Concepción.
Sobre sus características generales, debemos apuntar el hecho de haber sido concebidas como obras de características artesanales, donde se utilizaron variadas técnicas y métodos, desde telas recortadas, puntas de hilo de oro, encajes, pasando por papel, a los bordados o pinturas. Sobre este último procedimiento cabe hacer una referencia de mayor significación a tres de ellos en los que participaron dos importantes pinceles de la época: Lía Tavio y Francisco Bonnin, siendo respectivamente los donados por la Parroquia de la Peña de Francia, y ermitas de San Amaro y San Antonio de Padua, en el cercano municipio del Puerto de la Cruz.
Como ya comentábamos anteriormente, las vicisitudes que han sufrido estas obras se resumen en una palabra: despreocupación.
Después de la apertura del Santuario de la Virgen del Carmen {1965), se comienza a recopilar todo el material disperso, pasando los estandartes a las
nuevas dependencias parroquiales. Desde entonces, las diferentes ubicaciones, las exposiciones lumínicas inadecuadas, las continuas humedades y la fragilidad de los materiales han provocado un deterioro continuo en estas piezas artísticas. La humedad, abundante siempre en zonas de medianías expuestas a la continua actuación de los vientos alisios, ha llegado durante los meses de julio, noviembre y abril a superar el 90%, según datos aportados por el termohigrógrafo, cuando los porcentajes recomendados por las cartas de restauración no deben de superar el 60%. Conocidos estos , inconvenientes, las piezas se han retirado de su lugar de ubicación y en la actualidad se ha procedido a unas mejores condiciones de conservación, esperando un análisis y estudio inmediato para una pronta restauración.