Se llama Mujer de Nombre,
es muy feliz y agraciada
porque un día desposaba,
con el novio al que amaba.
Y en aquella cara alegre
la pena se retrató,
porque el hombre que ella quiso
muy pronto la defraudó.
Querellada y muy ajada
ya no pudo aguantar más
y aquellos ojazos lindos
sólo hacían que llorar.
En su barrio murmuraban
comentando el desatino
y le cantaban la copla,
de su pena y su destino.
Mujer, mujer que llevas por nombre,
mujer, para ser mas desgraciada,
nunca hay rosa en un rosal
que no muera deshojada.
Y aquella Mujer dolida
con el tiempo superaba las duras huellas marcadas,
que en su mente grabó aquél, que sin razón maltrataba
y que dejara de lado cuando la ley lo juzgara.
Transcurría el tiempo, los meses pasaban,
la mujer madura olvidó los daños
y en la barriada todos la envidiaban,
al tornarse esbelta y guapa con los años.
Otros hombres rondan para cortejarla,
a mujer preciosa, a mujer preciada,
ella ya no ama, no quiere alianza,
desprecia promesas, evita otro enlace,
quiere vivir sola, hacer lo que place.
Atiende a sus hijos, lleva bien la casa,
con tes´çon trabaja y no añora nada;
ahora es dichosa, madre generosa,
libre, no acosada, sola y muy hermosa.
Y aquella marchita rosa ya desprende buen olor,
es admirada de nuevo y estimada con fervor.
También goza en el silencio porque entrega lo mejor,
él, la llama su gacela y la quiere con pasión,
se ven donde nadie sabe y hacen juntos el amor.
Suena otra copla de nuevo
por las callejas del pueblo,
porque la ven atractiva
y censuran con recelo.
Y esa mujer, en silencio,
es feliz y muy dichosa
sopla a su favor el viento
y es amada como Diosa.
Ranza (Poeta modernista Valenciano)