Todo amor es fantasía...
Una de las definiciones del amor menos románticas que conozco, pero quizá más justas y precisas es la de Bernard Shaw, que dice que "el amor es una tremenda exageración de la diferencia que existe entre una persona y todas las demás".
No se puede expresar con más justeza la esencia de ese fantasioso sentimiento que nos nubla la vista y los sentidos, hasta el punto de hacernos creer que la persona amada posee cualidades extraordinarias que la distinguen de las demás personas, casi como si se tratase de un extraterrestre.
La exagerada y deforme lupa del amor consigue que ante nuestros alucinados ojos -puesto que el amor es una alucinación- el objeto de nuestra adoración parezca lleno de perfecciones y distinto a todos.
No niego que cada persona sea única, pero dudo que seamos distintos.
Todos estamos hechos de las mismas grandezas y miserias.
Sólo la ceguera del amor puede obviar las miserias y exagerar las grandezas, convirtiendo al amado en un ser puro, sin defectos, en el que todo son virtudes; un ser, claro está, que sólo existe ante los ojos del enamorado, ya que a los del mundo es como el resto de los mortales.
El inevitable fracaso del amor radica en que es un espejismo y, como todos los espejismos, acaba por desvanecerse.
Un día descubrimos que aquella persona que creíamos especial, distinta a todas, es como todas, que no hay apenas diferencia entre ella y las otras.
Suda y huele, como cualquiera, a lo mejor hasta ronca, amanece despeinada, se enfada, grita, se repite, incluso resulta insoportable y aburrida cuando se está a su lado las veinticuatro horas.
El hechizo del amor desaparece con la convivencia, dejándonos frente a un ser que se va desinflando poco a poco.
Porque era mentira esa tremenda exageración de la diferencia que existía, entre él y todos los demás.
Todos somos aproximadamente iguales, y estamos llenos de egoísmo, de prejuicios, de contradicciones, de celos, de temores.
Todos queremos dominar, imponer nuestros criterios, marcar las reglas del juego, y eso se descubre siempre después, cuando ya es tarde, cuando la fantasía del amor choca contra la cruda realidad, y nos encontramos de pronto ante un extraño, cuando no, durmiendo con nuestro enemigo.
El amor es así, una tremenda exageración, y conviene tenerlo en cuenta para no llevarse chascos....
(A.D.)