La Santísima
Desde los primeros tiempos del Cristianismo, la Santísima Virgen María fue venerada por los cristianos por Sus grandes virtudes, por ser Ella la elegida Divina y por Su ayuda a los necesitados.
La glorificación de la Virgen María se inició desde el momento en que el Arcángel Gabriel la saludó con las palabras: "¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!. ¡Bendita Tú eres entre todas las mujeres! , con las que le comunicó el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Con este mismo saludo y con el agregado de la frase: " Bendito es el fruto de tu vientre," la recibió su prima, la santa Elizabeth, a la cual el Espíritu Santo le reveló que estaba ante la presencia de la Madre de Dios (San Lucas 1:28-42).
En la Iglesia cristiana, la veneración piadosa de la Santísima Virgen María se evidencia por la cantidad de festividades, con las cuales la Iglesia conmemora distintos acontecimientos de la vida de la Santísima Virgen.