Ven a mi jardín que aquí te espero, mis aromas son de Primavera y mis mieles dulzura. La abeja liba mis néctares para embriagar tu existencia con la mía.
Valiosa me resulta tu amistad como un sueño de cercanía y en la distancia quimera ilusión de compañía.
Te veo desnuda, oferente, viniste desde extrañas lejanías, marcando con destreza la dulzura. Al rato, ofreciste la caricia que me ata a tu cuerpo marcado de besos.
Todo lo que pudiera desear, lo tengo y todo lo que ofrecérseme pudiera. Te tengo a ti en la mente y este es el mejor momento porque otra oportunidad no existe.