En vivir la respiración de tus besos;
por gozar, de tu cuerpo guardado;
de desear la unión de nuestros cuerpos,
que el destino nos ha deparado.
Estrecho se nos hace el camino;
las luces, con el alba se apagan;
el aire se vá tornando espeso;
doblegan a mi cuerpo las ganas.
En pensar como hacerte el amor;
en pensar como acariciarte el alma;
de querer tenerte en mis brazos;
son momentos, que me queman el alma.
Más, no se como apagar el deseo;
porque despierto con temblores del sueño;
porque es un constante forcejeo;
deseos; de los que no me siento dueño.
En la noche quiero alcanzar la paz;
no quiero ser, ni tu sombra, ni tu pena;
quiero ser, faro de tu libertad;
quiero ser para tí; la palabra del poeta.
Palabra de poeta; y fino pincel del pintor;
que tu cuerpo plasme sobre un lienzo,
como con mimo; cincela la piedra el escultor;
inspirado en mi amor y mi respeto.
He despertado solo en la noche;
y es, para tí mi pensamiento;
es, para mi un deseo irrefrenable;
que pronto se unan nuestros cuerpos.
Pasa el tiempo, tardío y lento;
late, incesante y rápido mi corazón;
Sabes cuanto te quiero Mari Luz;
duerme tranquila mujer tú; eres mi razón.
Domingo Ovina