¡Vamos, levantaos, se acerca vuestra liberación!
Hay signos a vuestro alrededor.
¿No los veis en el barrio, en la fábrica,
en la comunidad, en vuestra propia casa
y en vosotros mismos sin ir más lejos?
Restregaos los ojos, mirad con esperanza el horizonte,
escuchad las buenas nuevas, dejaos despertar por la brisa.
¡Dios está cerca!
¡Venga, levantaos, alzad la cabeza!
La gente se angustia por todo y anda sin aliento,
dando tumbos de acá para allá, viviendo sin vivir,
echando a perder su vida.
Se desvive en fuegos fatuos, en espejismos de desierto,
en vagas añoranzas. Recobrad el aliento.
¡Dios está cerca!