Señor, por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres, mis hermanos me han dado: Por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron, por esa mano oportuna que me levantó, por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron, por esos oídos que me escucharon, por ese corazón que amistad, cariño y amor me dió,
Gracias, Señor. . . me cuesta trabajo decírtelo. . . por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por el fallecimiento del ser querido. Tú lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve al punto de la desesperación, pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste!
Gracias, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres. Por esa fe que se tambaleó pero que Tú nunca dejaste de fortalecer cuando tanta veces encorvad
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