Decía mi abuela...
¡No dejes que tus sartenes brillen más que tú! ¡No te tomes la limpieza de la casa tan en serio! Cuando recién me convertí en esposa, pasaba las 24 horas del día viendo que todo se mantuviera limpio y en orden por si “alguien venía a visitarme”, pero luego descubrí que todos están muy ocupados, paseando, divirtiéndose, trabajando y disfrutando la vida!
- ¿Y si alguien aparece de repente?
No tengo que explicar la situación de mi hogar a nadie. La gente no está interesada en lo que estás haciendo todo el día, la gente pasea, se divierte y disfrutaba la vida. ¡LA VIDA ES CORTA, DISFRUTA!
Desempolva... si es necesario.
Pero date tiempo para pintar un cuadro o escribir una carta, dar un paseo o visitar a un amigo, cocinar lo que te gusta a ti, regar tus plantas. Desempolva, si es necesario, pero date tiempo libre para beberte una cerveza, nadar en la playa (o piscina), escalar montañas, jugar con los perros, escuchar música, leer libros, cultivar tus amigos y disfrutar de la vida ¡Piensa que este día nunca volverá!
Desempolva, si es necesario, pero no olvides que envejecerás y que muchas cosas que puedes hacer ahora no serán tan fáciles de hacer en tu vejez. Y cuando te vayas, ya que todos nos iremos algún día, ¡también te convertirás en polvo! Y nadie recordará cuántas facturas pagaste, ni tu casa limpia, pero recordarán tu amistad, tu alegría y lo que enseñaste. Después de todo, tu sola no eres responsable de tu casa.