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AÑORANZAS
Esa fruta tan carnosa, tan madura ofrecida como dulce alimento, tus carnes sinuosas, tiernas y duras, eran el manjar más suculento.
Sobre mi piedra, tu altar, mariposa de alas abiertas llevo siempre en el paladar el sabor de tus mieles secretas.
Ahora que estás muy lejos mis labios te necesitan, y se que mientras existas seguirás añorando mis besos.
Tu piel tiene sabor a cerezos, no importa si enciendes otra hoguera, soy el hombre que llena tu embeleso y el que convirtió tu invierno en primavera,
A tus pétalos bañé con el rocío, caído en cascada de mi fuente, con tu fuego calentabas cualquier frío y tus aguas llenaban mis corrientes.
Me amaste como nunca habías amado tu cuerpo junto al mío lo decía, hacer el amor, enamorado fue tu mejor enseñanza vida mía.
© 2007, Autor: Guepardo
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